El paisajista almeriense, reconocido como referente mundial en la fotografía de viajes, ofrece una doble charla como colofón de un seminario estival de la Universidad de Almería que satisface a su alumnado por contenido y por formato.
Entre Irlanda y Etiopía, el primero y el último de sus ‘viajes fotográficos’ profesionales, han mediado 13 años de crecimiento imparable, avivado por un deseo de descubrimiento permanente, una actitud abierta a las innovaciones y el disfrute de todo el proceso de creación de cada una de sus obras. Ese es el secreto que subyace en los más de 150.000 ‘likes’ en un solo día que puede alcanzar cualquiera de las fotos que Domingo Leiva comparte en redes sociales, un autor mundialmente reconocido y cuyas imágenes han ilustrado publicaciones de los medios y canales más prestigiosos del planeta. Suya ha sido íntegra la última de las jornadas del Curso de Verano ‘Herramientas para la creatividad fotográfica’, ofreciendo una doble conferencia que, si bien se ha definido por su carácter técnico, a la vez ha alimentado la motivación del alumnado en llegar más allá. En ese sentido, ha visto cumplido su objetivo, vistos los comentarios y las interacciones del mismo: “No siempre los cursos son para enterarte de todo, de ir pasito a pasito, sino para que se te abran puertas a través de las que puedas llegar a nuevos espacios, en este caso concreto del procesado fotográfico, así que mi pretensión no ha sido que la gente lo entienda todo, sino que se le abran puertas para que entren a nuevas dimensiones en las que disfruten con la fotografía”. Eso es mucho proveniente de alguien que cambió de vida a los 50 años y que con 63 es habitual en las páginas de New York Times, The Guardian o National Geographic, fieles a sus creaciones.
Consciente de la permanente evolución de la tecnología y de los conceptos, sobre lo que ha ofrecido algunas pinceladas como otro modo añadido de animar a seguir explorando, ha centrado sus conferencias en su quehacer, una vez que ha recopilado el material que necesita para elaborar la foto que finalmente llega al público, ‘Herramientas de selección avanzadas en Photoshop’ y ‘Rutinas con máscaras de luminosidad’. Así, en dos bloques desde las 9.30 horas hasta bien entrado el mediodía, con una mínima pausa a la mitad de la mañana, ha conducido a los alumnos a través de varias imágenes, tratadas con su maestría en la utilización de todos los recursos incluidos en la programación de una formación eminentemente práctica. Además, ha entregado una serie de material de gran valía para desentrañar todo lo que hay detrás de cualquiera de sus reconocidas obras: “Recojo el material y lo transcribo, para lo que previamente es fundamental la preparación; apretar el botón tiene detrás todo un estudio que conduce a que la cámara esté en el momento que tenía que estar, con la luz que tenía que estar y con el encuadre que tenía en mente, y cuando tomo la foto, tengo muy claro lo que va a ocurrir después, ya que puede estar compuesta por 15, 30 o 60 tomas que van a ser fusionadas y tengo claro cuál va a ser su papel en la fusión global, y siempre trato de que lo que ocurre en ese momento no fastidie, sino que aporte, ya que, como es normal, no todo está como tú esperabas, no ver eso de manera negativa, sino pensar qué ventaja se puede sacar”. Nadie aprovecha mejor diez minutos por la mañana y diez minutos por la tarde, veinte minutos de la luz que lo define.
Se ha mostrado feliz por haber compartido curso con los demás ponentes, personas que experimentan: “Cada uno tiene su visión personal de la fotografía, a veces muy distante, como Juan Tapia, que no toca apenas sus fotos, mientras que mi visión sí que pasa por una transcripción de la realidad, pero no tal y como la ve la cámara, a la imagen ya resuelta, sino que es la imagen tal y como la veo yo; le digo a la cámara que coja información para rehacerla a la manera en que yo veía la imagen en ese momento, y todo lo que hay en mis fotografías estaba allí, pero no se podía ver, o al menos no como después lo devuelvo yo”. Bajo esa experiencia, Domingo Leiva ha desarrollado una temática “muy específica”, dos elementos “que tienen una relación muy directa con el tipo de trabajo” que él realiza: “Selección como forma de procesado, de manera precisa, de las imágenes, y selección mediante máscaras de luminosidad, para llegar a resultados muy avanzados de control de la luz dentro de la imagen; no es una técnica genérica, que sí he tratado en otros cursos, como Panorámica y HDR, pero sí que son el inicio del procesado, porque hago muchas fotografías y son cortes panorámicos y cortes lumínicos, diferentes exposiciones que se fusionan para crear un imagen”. A partir de ahí hay un gran recorrido por delante de su alumnado, satisfecho por lo aprendido a lo largo del curso y motivado para afrontarlo.
En ese sentido, Leiva ha explicado que “la fotografía se encuentra en un momento de transición; la digital ya se produjo, pero se está produciendo una nueva hacia el procesado con inteligencia artificial y algunas de las cosas más vistosas las estamos viendo ya en cómo envejecen las caras de la gente”. Más lejos de esos programas concretos, y asumiendo que en este seminario en algo que ha definido como “el procesado tradicional, con Photoshop, con herramientas que hace 20 años se llevan utilizando”, se ha mostrado entusiasmado con lo que está llegando: “Lo que viene es absolutamente maravilloso, porque la inteligencia artificial va a hacer muy accesible lo que hacemos unas cuantos ‘frikis’ echándole horas y teniendo un aprendizaje artesanal de la fotografía, que dentro de muy poco estará al alcance de mucha gente que podrá hacer no solo lo que hacemos nosotros, sino muchísimo más; la inteligencia artificial va a traer una transformación del mundo, pero va a ser maravilloso lo que pasará con la fotografía”. Por ello, es clave reciclarse permanentemente: “Este reto de ‘abrir puertas’ se afianza en que con las posibilidades que se ofrecen en Internet, uno puede ir donde quiera, y el asunto es saber dónde quieres ir, por lo que este curso quiere poner un objetivo al que los alumnos lleguen en los próximos años, ya que el aprendizaje en la fotografía es infinito, y además mañana se queda obsoleto todo lo que estás aprendiendo hoy”. Internet es, en sus propias palabras, “una palanca para cualquier tipo de actividad”.
En parte por ese pensamiento se ha congratulado de que la UAL haya elegido seguir adelante con los cursos de verano en formato on-line: “De las pocas cosas buenas que va a tener esta crisis de la pandemia, una es que va a forzar no solo a la universidad, sino a mucha gente, a utilizar recursos que eran muy valiosos y que no se estaban utilizando por una cierta desgana, una cierta desidia por parte de las propias instituciones educativas, que han sido siempre tradicionalmente en España, muy conservadoras en el uso de recursos digitales”. Es más, ha añadido que “esos recursos digitales permiten llegar a mucha gente, a veces en muchas mejoras condiciones que en situaciones presenciales, en las que se producen un montón de barreras que se mantienen artificialmente; esto va a ser un paso muy positivo en el sentido de llevar la universidad fuera de sus paredes”. Uno de los alumnos, por ejemplo, lo ha seguido desde Nueva York. Al ponente lo ha presentado uno de los directores del curso, junto a María José Ortega, Blas Fuentes, que ha destacado la predisposición del artista a colaborar siempre con la Universidad de Almería: “Ha apostado por la formación en fotografía en la UAL y siempre que ha ofrecido un curso, ha cubierto todas las plazas en apenas media hora”. En los pasados meses, y en otro tipo de actividad, expuso diez fotos del campus, en gran formato, en el centro de la capital, como uno de los actos del 25 Aniversario, de lo que guarda un grato recuerdo.
Humilde y fiel reflejo de la felicidad en el desarrollo de su profesión, Leiva ha recordado que “Almería siempre ha tenido vocación fotográfica; simplemente como ejemplo el grupo AFAL, que creó una marca de la fotografía española en los años 60, y aquí está el Centro Andaluz de la Fotografía por el esfuerzo de Manolo Falces… siempre ha habido muchos aficionados y grandes fotógrafos” en esta tierra. Así, ha definido como “bastante lógico que se tenga en cuenta la fotografía en los cursos de verano de la UAL”. El paisajista de lo urbano, de lo natural y de lo humano ha disfrutado su participación y cierre en este seminario que ha contado con Ana Becerra, Rodrigo Valero, Juan Francisco Martínez, Carmen Pascual y David Santiago, todos dueños de estilos propios dentro de una rama diferente de este arte. Organizado en colaboración con el Ayuntamiento de Roquetas de Mar, ‘Herramientas para la creatividad fotográfica’ se ha clausurado con éxito, habiendo alcanzado gran amplitud de matices que han enriquecido a su pleno de matriculados sobre las plazas ofertadas. Además, el colofón ha sido más lucido si cabe al corresponder a una historia de vida inspiradora como la de Domingo Leiva, un director creativo de publicidad durante muchos años que decidió dedicarse a lo que le hacía feliz, la fotografía de viajes, sin encargos, solo movido por su propio atracción a los lugares y su satisfacción: “Si me tocase la lotería no sabría qué hacer diferente a lo que hago, ya que hago lo que siempre me habría gustado hacer”. Eso ha impregnado, su vitalidad y entusiasmo, ineludiblemente, su aportación a los XXI Cursos de Verano de la Universidad de Almería.