Profesores del Departamento de Psicología de la Universidad de Almería publican en la revista PLOS ONE un artículo en el que describen la “relación circular” entre la amenaza que el individuo percibe y sus estados anímicos negativos en el “mayor experimento psicológico de la historia”, el confinamiento, lo que tiene repercusión en su salud emocional, para lo que adaptan al coronavirus una herramienta que está siendo usada en investigaciones de países de todo el mundo.
La amenaza de la COVID-19 para la salud emocional de los españoles en el mayor experimento psicológico de la historia, que ha sido el confinamiento de la población, ha quedado demostrada en un estudio confeccionado desde la UAL y que ya es de conocimiento mundial a través de su publicación en una de las revistas de mayor prestigio en el campo de la ciencia y de la medicina. Así, este pasado jueves día 25 de junio, PlosOne lanzaba el artículo titulado ‘Threat of COVID-19 and emotional state during quarantine: positive and negative affect as mediators in a cross-sectional study of the Spanish population’. El enlace para su lectura y descarga es https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0235305, siendo sus autores María del Carmen Pérez-Fuentes, María del Mar Molero, África Martos y José Jesús Gázquez, profesores del Departamento de Psicología de la Universidad de Almería. Cabe añadir que este trabajo forma parte del proyecto ‘Emociones y Percepción de Amenaza de la COVID-19’, y que está basado en la adaptación que este grupo de investigadores ha hecho de uno de los cuestionarios más usados internacionalmente para medir la amenaza de una enfermedad.
“No podíamos permanecer inmóviles, y en el mismo momento del decreto del estado de alarma, y durante la primera semana de confinamiento, comenzamos a investigar la percepción de amenaza de la población española hacia el coronavirus”, han declarado sus autores, quienes han comprobado con agrado que “este instrumento se está traduciendo a múltiples idiomas y aplicando en diferentes investigaciones en la Unión Europea, en Alemania, Turquía y Francia, pero también en otros países como Reino Unido, China, India, Indonesia o EEUU”, si bien podrían ser más al estar publicado “a texto abierto, incluido el cuestionario completo”, por lo que cualquiera puede utilizarlo sin problema en https://www.mdpi.com/2077-0383/9/4/1196. Y es que lo más importante de todo es que actualmente “seguimos viendo cómo quizás uno de los aspectos menos impactantes de la situación provocada con el coronavirus SARS-CoV-2 o COVID-19 sea la repercusión en la salud emocional de las personas, ya que las noticias y resultados de prevalencia de la enfermedad se centran en análisis de cifras y síntomas relacionados con la salud física de los positivos”.
Ante ello, este grupo ha preferido dedicar la investigación “al lado más emocional, asociado a la salud mental de las personas, considerando primordial analizar la repercusión del confinamiento sobre la población”. Aunque es muy conocida la capacidad de resiliencia del ser humano, así como que contamos con habilidades y capacidades para superar esta situación, “lo hubiéramos hecho mejor si nos hubieran preparado para ello, y no podemos obviar la escasa atención que se está prestando a la salud mental, no solo de los propios enfermos de la COVID-19, sino también de familiares, una población que ha sufrido pérdidas por su causa, y de la sociedad en general, que ha sufrido a lo largo de estos meses situaciones nunca pensadas”. Los resultados de su trabajo les permiten afirmar que “la percepción de amenaza por la COVID-19 se relaciona de forma positiva con el afecto negativo y con los estados emocionales del mismo signo, tristeza-depresión, ansiedad e ira-hostilidad”. Además, han determinado también que existe “un efecto positivo directo de la percepción de amenaza por el coronavirus en esos estados de ánimo negativos”. Yendo más allá, proponen que “se establece una relación circular en la que la amenaza percibida influye en la presencia de un estado anímico negativo y, a su vez, ese estado negativo, que va vinculado a emociones de irritación y agitación ante la situación actual, promueve la sensación de amenaza”.
En la situación actual, y dado que en el ámbito sanitario la medida más efectiva para reducir la incidencia de la pandemia es la cuarentena, así como que la globalización y circulación poblacional facilitan cada vez más la probabilidad de repetir situaciones como la ya vivida, defienden que “conocer los efectos emocionales y cognitivos sobre la población pueden suponer la puesta en marcha de medidas que faciliten su afrontamiento de forma eficaz”. En todo caso, los resultados de este estudio han sido puestos ya en práctica mediante la implementación del Programa Psicoeducativo para trabajar el Estado Emocional, el EMOCOVID, ante la certeza de que este nuevo tipo de coronavirus descubierto en China y el confinamiento mundial que ha provocado, “claramente puede generar consecuencias negativas para el bienestar físico y psicológico, así como ansiedad e insomnio, también sentimientos de aburrimiento, soledad e ira, y los individuos, durante la epidemia, experimentan un impacto psicológico moderado o severo, de síntomas depresivos, mayor ansiedad y estrés. Por lo tanto, el objetivo de este trabajo va más allá, y es analizar el efecto de situaciones excepcionalmente estresantes, como la actual de riesgo sanitario, en el estado cognitivo y emotivo del individuo, o sea, en la percepción de amenaza y el estado emocional, tanto en los efectos como en el estado de ánimo”.