Juan Antonio Muñoz cierra el seminario de Vélez Rubio enfatizando sobre la inmensa riqueza de la provincia respecto a la ‘piedra seca’ y abogando por la necesidad de su puesta en valor como recurso, a la par que finalizan el de Purchena, sobre trata de seres humanos, y el de Almería, formato taller, dedicado a dirección de banda, orquesta y wind ensemble.
Cuatro semanas más tarde, habiendo realizado un recorrido temático de una amplia variedad y un absoluto interés, a los XXII Cursos de Verano de la Universidad de Almería tan solo les resta su participación en el XX Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez Rubio. Lo harán siendo parte en la organización de su Academia y de su Seminario Internacional, la parte formativa de este evento de tanto prestigio, hasta el final de este mes de julio. Respecto a su programa propio, recogido en la web oficial de referencia https://www2.ual.es/cverano/, ya se puede decir que este mediodía, tras veinte intensas jornadas, se ha dado por concluido el grueso de esta propuesta formativa estival que ha abierto caminos. En ese sentido, ha logrado, con una total garantía de seguridad, la vuelta a lo presencial, a la par que ha mantenido el formato on-line por su innegable aspecto positivo de apertura geográfica, y ha llegado hasta ocho sedes, nueve si se cuenta Vélez Blanco, más que nunca antes.
Este viernes 23 de julio tres cursos han compartido la misión de echar el cierre, los tres finalizados de modo brillante. Así, hay que hacer referencia al más largo de todos, el ‘Taller de Dirección de Orquesta, Banda y Wind Ensemble’, realizado en Almería y que es cierto que se ha guardado como clausura un concierto programado para la noche, que será dirigido por la estadounidense Amy M. Knopps. También ha llegado a término en Purchena, con Alicia Núñez desde la Dirección General de Infancia, el curso ‘Trata de seres humanos: negocio, explotación e intervención con víctimas menores de edad’. Además, y sirviendo como perfecto juego de palabras, la última piedra del programa estival de la Universidad de Almería se ha puesto en Vélez Rubio, abordando el último de los tres pilares que han jalonado el seminario ‘Cultura tradicional y cambio. Efectos socioeconómicos y culturales en el mundo rural’. En concreto, se ha conducido a través del folclore, de los museos y, por último, de la ‘piedra seca’.
Para esta última jornada ha contado con una doble participación del especialista Juan Antonio Muñoz, que es investigador del Laboratorio de Antropología Social y Cultural de la Universidad de Almería, explicando la amplia tipología existente en Almería de estas construcciones y después valiéndose de la exposición ‘Piedra a Piedra’. A modo de introducción ha dado unas pinceladas básicas sobre las que desarrollar su argumentación: “El legado etnográfico más extendido del territorio almeriense es una obra popular, anónima y colectiva, levantada durante generaciones y formada por los miles de balates que ‘aterrazan’ nuestras sierras, los paisajes del agua armados en torno a la red de acequias y el resto de construcciones tradiciones del ámbito rural, muchísimas, con una técnica usada al menos desde el Neolítico”. Consiste en que las piedras se encajan sin necesidad de material aglomerante, “escogiendo la piedra adecuada y buscando el máximo contacto parta dejar que la masa del conjunto y la gravedad actúen”.
Dicho esto, ha enfatizado sobre la enorme riqueza que la provincia tiene con ello, puesto que “este tipo de construcciones han sido incluidas por la UNESCO, en noviembre de 2018, en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, tras un proceso de estudio y documentación coordinado por Chipre y Grecia y participado por Bulgaria, Croacia, Eslovenia, Francia, Italia y Suiza, más España, en donde la candidatura fue apoyada por Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cataluña, Extremadura, Galicia, Valencia y Andalucía”. Juan Antonio Muñoz, en este contexto, ha sido rotundo: “La provincia alberga una variada gama de soluciones constructivas donde quedan representadas la mayoría, diría yo, de las presentes en el ámbito mediterráneo, debido a la diversidad de suelos, climas, altitudes, espacios, técnicas y, por qué no, también al legado cultural que tenemos”. Ha destacado la necesidad de estudiarlo y de aprovecharlo: “A pesar de su valor, y a diferencia con algunas provincias levantinas, apenas sí hay estudios sobre estas construcciones y sus técnicas, siendo interesantísimo e intenso el patrimonio de la piedra seca en Almería; por desgracia no se conoce y nosotros intentamos reivindicar su valor”.
Ser ha referido a la labor desempeñada por el LASC de la UAL, abriendo en 2017, antes de la declaración de la UNESCO, “una línea de investigación bastante densa e intensa que conlleva, entre otras cosas, un trabajo de campo por toda la provincia, que se ha centrado en localización y en entrevistas a los últimos depositarios de la técnica que después sirven para varias publicaciones y trabajos”. Es una misión de difusión fundamental para una toma de conciencia, una recuperación y una puesta en valor: “Antes se hacía todo con lo que había a mano, y evidentemente qué más a mano que una piedra, todo lo que puedas armar con piedra, todas las construcciones agrarias, el armazón de la agricultura y del campo se hace con piedra, y, por desgracia, en Almería lo hemos olvidado y no se le da ninguna relevancia, pero es hora de dársela, sobre todo porque ya hay comunidades que están empleándolo como recurso y como atractivo turístico y patrimonial, los hitos para ver tienen como referencia las grandes construcciones de piedra seca y es el momento de que aquí lo hagamos”.
En ese sentido, ha expresado su satisfacción por el hecho de que se incluya en el programa de la UAL “Un patrimonio tan nuestro, tan importante y tan relevante… qué menos que se le dé una oportunidad en un Curso de Verano”. Además, es idóneo en el sitio en el que se ha realizado, “los Vélez es una comarca cultural, así que cuadra perfectamente”, y por su vinculación a la sostenibilidad y el cambio climático: “Sobre sus valores ecológicos, es una construcción íntimamente imbricada en la naturaleza, así que, ¿qué más ecológico que construir con piedra, solo piedra y nada más que piedra?; de alguna manera, lo que estás haciendo es ordenar la piedra más que invadir o romper la estética, entra en simbiosis con la naturaleza, entre otras cosas porque la naturaleza se vale de la piedra, como en un balate o una era, porque las raíces de las plantas son las que le dan consistencia a la construcción”. La riqueza local va también en que “cada espacio almeriense tiene su tipología de piedra y tiene sus construcciones, y además su tipo de técnica”, todo sustentado en “la montuosidad del territorio provincial: cuatro sierras de más de dos kilómetros de alto y otras cuatro en torno a los mil metros, lo que ha obligado a la construcción de una extensa escalera de balates”.
Ese es precisamente uno de los tipos que ha repasado en una extensa lista de ejemplos, en su caso “además de servir de soporte a la agricultura, almacenan los paquetes de tierra fértil que mejoran la biodiversidad y frenan la desertificación, ahí es nada aquí, y precisamente esta funcionalidad es el motivo principal de la declaración de la UNESCO, que dice que ‘constituye un ejemplo de relación equilibrada entre el ser humano y la naturaleza’”. Ha añadido que “los muros de piedra seca tienen un papel esencial en la prevención de movimientos de tierra, inundaciones y avalanchas, una declaración que encaja como un guante en lo que es la realidad almeriense, amenazada por la aridez, el cambio climático, la pérdida de suelo fértil, mermando biotopos, la biodiversidad y el cultivo tradicional”. Muñoz ha explicado que “hay estructuras a montones, las cañadas, que capturan el agua de las laderas de las montañas y permiten la esencia de la trilogía mediterránea, la vid, el olivo y el trigo, o las vegas, que tenemos tantísimas en la provincia armadas en torno a ramblas, ríos, cauces y a manaderos, paisajes del agua, fabulosos, están los muros y las cercas, de las que está el campo lleno, los majanos, apilamientos de piedras cuando se quita para el cultivo, los paravientos, las estancias agropecuarias para refugio… no se puede citar todo, porque hay muchísima tipología en Almería”.
Mención aparte ha tenido para “un tipo muy interesante llamado ‘arquitectura negra’, en la Solana de Los Filabres, en la que se emplea la pizarra como elemento principal”, citando “los corrales ganaderos de la sierra, los palomares de piedra, las cuevas y majadas, los hornos de pan”, haciendo parada en las eras: “Cada parte de la provincia, según el tipo de piedra que tenga, tiene un tipo de era, y es una construcción muy interesante porque hay una vinculación con el territorio, no tiene nada que ver una era de Filabres con una del Campo de Níjar, o de Alto Nacimiento; se adaptan al territorio porque antes solo se utilizaba el material inmediato”. Apartado amplísimo es el de las construcciones hidráulicas, “azudes, cortas, boqueras, galerías de drenaje, de las que Almería tiene cientos y cientos, que son construcciones subterráneas inmensas a veces kilométricas, pozos, acequias, acueductos… hay todo un elenco de construcciones, todo un sistema de gestión de agua”. Por último, no ha dejado en el olvido “los cocones, de capturan el agua de lluvia para que el agricultor o el pastor, cuando vaya a esa zona, tenga para beber, los pozos de nieve, los caminos tradicionales, hechos y delimitados con piedra, señales, como los mojones, que sirven para delimitar espacios ganaderos, municipales, demarcaciones administrativas… hay todo un mundo de la piedra, y Almería es rica”.