La última jornada del curso de verano de Tíjola, dedicado al envejecimiento y calidad de vida, ahonda en los nuevos modelos asistenciales y de residencias de personas mayores y discapacitados: “Nada más ver las infraestructuras se ve la evolución y los equipos profesionales que trabajan en los centros son entregados, formados y con una alta vocación”.
Muy intenso, con cuatro ponentes y tres conferencias repartidas durante la mañana, ha sido el último día del Curso de Verano ‘Envejecimiento de la población y calidad de vida: gestión de residencias de mayores y discapacidad’. De modo principal se ha hecho un repaso a los nuevos modelos y a la ruptura definitiva con la cultura y las creencias anteriores, así como se ha dado cabida el fondo jurídico que subyace en las posibles reclamaciones que esta población más vulnerable puede establecer ante la administración por las medidas durante la pandemia. Uno de los de mayor asistencia de todo el programa estival, con 48 personas matriculadas, ha tenido como clave, una jornada más, la alta participación del alumnado, interesados en cada uno de los aspectos planteados en las ponencias.
Gema Fernández, gerente de la Residencia de Mayores ‘Los Filabres’ y psicóloga sanitaria, ha abierto la jornada compartiendo intervención con Isaac García, enfermero en el mismo centro. Ambos han titulado su ponencia ‘Desatar al anciano y al enfermo de Alzheimer. Ética asistencial’. Se han centrado en “los conflictos éticos que suelen ser más comunes en los centros residenciales”, precisando que el suyo es un centro “libre de sujeciones, de ataduras, desde el año 2015”. Disponen de la “acreditación de oro” y Fernández ha explicado que esta es “una nueva línea asistencial que da más calidad de vida y dignidad a la persona, y además la libertad que supone y la satisfacción personal que conlleva”. Ha detallado que se trata de “los típicos cinturones que vemos en los hospitales, residencias o centros de discapacidad, muy habituales en muchos de ellos”.
Ha manifestado que “ninguna persona tiene que vivir atada”, así como que la eliminación de estos elementos “supone una mejora continua”, porque “la calidad de vida de la persona cambia mucho”. Al liberar de esa sujeción “la línea asistencial siempre va a encaminarse mejor hacia la excelencia”, y el usuario o paciente “va a formar parte de la sociedad y de su entorno más cercano, y en especial, a la familia”. Este sistema “debe darse solo en casos concretos”, si bien en ‘Los Filabres’ se tiene “tolerancia cero a ese uso”. El fondo de esta conferencia ha ido a parar a que “si realmente son necesarias o no, que por evidencias empíricas se ha demostrado que no, que se trabaja perfectamente sin sujeciones y que los beneficios son máximos”.
En cuanto a Manuel Martínez, ex viceconsejero de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, precisamente ha sido el encargado de exponer los ‘Nuevos modelos de atención residencial’. Se ha mostrado agradecido de su participación en el curso y ha hecho referencia a lo que los demás ponentes le han transmitido “unas sensaciones muy positivas”. Su charla se ha centrado en el futuro, “nuevos modelos con líneas diferentes a las atenciones que se están aplicando en este momento, impera ese cambio de modelo en la atención residencial, centrado en la persona, de centros más enganchados con el territorio, con la comunidad, más ligados con la familia, con una mayor transparencia y en los que la ética prime en todos los comportamientos profesionales”. Ha agradecido la alta participación de los alumnos durante su presentación”.
Les han preocupado “la coordinación social y sanitaria, la dignificación de la atención en los centros residenciales y el cambio de modelo, de cultura organizativa, y también la necesidad de medios, eso desde el punto de vista económico, con mayores ratios, con dignificación del empleo, residencias más hogareñas y espacios de convivencia en las mismas”. El cambio de conceptos, “asilos, o manicomios, u hospicios”, aunque “sigue formando parte de la cultura rural española”, se está produciendo gracias a “la imagen de los centros, mucho más abiertos a la comunidad, espacios donde existe convivencia”. Se tiene que procurar es “la cercanía” de la familia con el centro, y se facilita que “se pierdan los miedos y se cambie la cultura a que las personas que están en residencias están muy bien atendidas y cuidadas”. El equipamiento de las instalaciones y la formación del personal marcan ese cambio: “Los equipos profesionales que trabajan en los centros son entregados, formados y con una alta vocación”.
Por su parte, María Jesús Gallardo, presidenta del Consejo consultivo de Andalucía, ha ofrecido la conferencia ‘Responsabilidad patrimonial de la administración en tiempo de COVID’. En su contenido ha tratado “los efectos jurídicos del coronavirus desde el punto de vista de las reclamaciones a las que ha dado lugar la pandemia, pero no solamente ya por responsabilidad patrimonial o sanitaria de la administración, que también y es fundamental, sino como consecuencia también de otras medidas que se adoptaron en el Real Decreto aquel primero del estado de alarma, como las requisas, u ocupaciones temporales, o prestaciones forzosas…”. Ha sostenido que “es normal que el ciudadano se pregunte ante estas situaciones cuando percibe al menos, desde el punto de vista subjetivo, que ha sufrido algún tipo de daño y si merece algún tipo de compensación, si eso es indemnizable”.
Gallardo ha explicado que en estos casos “es muy importante conocer las categorías jurídicas para saber bajo qué título jurídico puede amparar su pretensión indemnizatoria, ya que no es igual una expropiación forzosa que una responsabilidad patrimonial de la administración”. Y es que “hace falta encauzar debidamente la reclamación, si es que se pide, hay que saber los requisitos, los plazos, cómo se hace, cuándo tiene posibilidad de prosperar esa reclamación y cuándo no…”. Es “un tema muy complejo” que ha explicado de manera didáctica “para que se entienda y para situar la temática jurídicamente de la manera más correcta posible”. Tras su intervención, que ha sido la última de las trece que ha contenido el curso, se ha llevado a cabo la clausura del mismo en el municipio de Tíjola, al que ha regresado tras realizarse la pasada edición en la vecina localidad de Purchena.