Se produjo hace 8 millones de años en el medio Andarax, lugar en el que existe un cráter de impacto con una estructura de 22 kilómetros de diámetro. Los investigadores han ido cartografiando y delimitando todas aquellas anomalías sedimentarias detectadas en la zona para estudiarlas desde el punto de vista geoquímico y mineralógico.
El primer impacto de meteorito encontrado en la península ibérica se produjo en la provincia de Almería hace 8 millones de años. El grupo de investigación RNM 242 Edafología Aplicada del Departamento de Agronomía de la Universidad de Almería inició los trabajos para su estudio y determinación hace 15 años cuando encontraron anomalías sedimentarias en la cuenca de Tabernas y la Sierra de Gádor para después estudiarlas desde el punto de vista geoquímico (elementos del Grupo del Platino), en el Microscopio Petrográfico y en el Microscopio Electrónico de Barrido de la Universidad de Almería.
En concreto, existe entre el río Andarax y la rambla de Tabernas una estructura de impacto que configura una estructura de 22 kilómetros de diámetro. El impacto se produjo durante el Tortoniense superior, es decir hace 8 millones de años, en el mar, en la somera plataforma marina que había entonces. A día de hoy, es la primera estructura de impacto detectada en la península ibérica. Los investigadores la han llamado estructura de impacto Alhama de Almería.
Una de las características de este evento catastrófico es la presencia de Shatter cones (conos astillados), la formación de brechas de impacto y la presencia de, hasta ahora, 9 granos de cuarzos chocados porque en ellos se observan al microscopio petrográfico diferentes deformaciones llamadas PDFs (sets de deformación planar). Deformaciones que constituyen a día de hoy la prueba más inequívoca de la formación de un cráter, puesto que sólo se producen a una presión de 30 gigapascales, condiciones que solo existen o en la onda expansiva de presión de una bomba atómica o en un impacto producido por un cuerpo cósmico.
Así mismo, el estudio geoquímico de los PGEs (elementos del grupo del platino) en estas brechas de impacto, han confirmado las anómalas concentraciones de algunos de estos elementos como es el caso del iridio, cuya abundancia ha remitido a los investigadores a su origen extraterrestre.
Este tipo de estudios se enmarcan en las llamadas Ciencias Planetarias, disciplina que en las universidades y centros de investigación españoles apenas existen investigadores, por lo que puede ser una magnífica oportunidad para su desarrollo. Además, existen numerosos aspectos que quedan por estudiar, que podrían ser una puerta abierta para los jóvenes investigadores, como son los posibles efectos de este hecho en la zona, en lo relativo a la formación de diferentes yacimientos minerales, anomalías geotérmicas, geofísicas y geoquímicas. Además, esta estructura de impacto aumenta la riqueza geológica de la Cordillera Bética.
Para los trabajos realizados, los investigadores de la UAL han contado con el apoyo del Centro de Astrobiología (CAB), el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial-Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Torrejón de Ardoz, Madrid (INTA-CSIC, el Departamento de Geología de la Universidad de Lund (Suecia) y Eurogeologist de Estepona, Málaga. Gracias a su labor se ha podido completar el estudio de los cuarzos de choque y los shatter cones detectados en los materiales afectados por el impacto del meteorito.