Enrique García, doctor en Medicina y Cirugía, hablará sobre la detección de biomoléculas en fósiles, técnica que usó para zanjar la polémica de la antigüedad de este hallazgo que revolucionó la Paleoantropología.
Catedrático de Inmunología de la Universidad de Granada, “médico que enseña, investiga y presta asistencia clínica” ofrecerá el viernes 23 de febrero a las 12.15 horas, en la Sala de Grados del Edificio de Química su conferencia titulada “Detección de biomoléculas en fósiles: el caso del Cráneo de Orce”, un tema que seguro levantará reacciones enfrentadas tras su descubrimiento y sobre el que él mismo zanjó toda polémica trabajando conjuntamente con Jerold Lowenstein, de la Universidad de California. Dicho cráneo fue encontrado por José Gibert en el yacimiento de Venta Micena, situado en el término municipal granadino de Orce, en el año 1982, y fue asignado a humano.
Ello supuso toda una revolución de la Paleoantropología, ya que retrasaba la presencia de los humanos en Europa en un millón de años. No obstante, había sido datado con alrededor de un millón trescientos mil años de antigüedad. Paleoantropólogos de otros países, principalmente el muy prestigioso en la materia matrimonio De Lumley, fueron a Orce para ofrecerse a colaborar con Gibert. Los franceses, después de ver el fósil, confirmaron que era humano y manifestaron que así lo explicarían en sus clases, pero cambiaron de opinión tras eliminar la capa calcárea de la parte interna del fósil. En ella apareció una cresta que fue el inicio de la polémica, alimentada fundamentalmente por los propios de Lumley, diciendo que pertenecía a un potro joven.
Pidieron que se cambiara la asignación del Cráneo de Orce, pero José Gisbert, para aclarar la polémica, se puso en contacto con el propio Enrique García, que inició el estudio basándose en las técnicas inmunológicas de detección de proteínas fósiles de Jerold Lowenstein. De hecho, se realizó la investigación en estrecha colaboración con el propio Lowenstein, trabajando en ello los dos laboratorios, el de Granada y el de San Francisco, pero por separado. Independientes el uno del otro, utilizando técnicas inmunológicas diferentes, los resultados de ambos fueron puestos en común en el Congreso Internacional de Paleoantropología, celebrado precisamente en Orce en 1995. Ambas lecturas fueron coincidentes: desde el punto de vista molecular, el Cráneo de Orce era humano. Se ponía así punto y final a la polémica.