El juez de menores de Granada, realizó su intervención analizando las leyes actuales y las reformas necesarias en estas para afrontar la realidad social de los menores, asegurando que dicta al año unas 150 sentencias obligando a estos a graduarse en ESO.
La segunda jornada de los Cursos de Verano de la Universidad de Almería en Purchena se han desarrollado con un lleno absoluto de la sala habilitada para las ponencias. José Antonio Torres Arriaza, profesor titular del Departamento de Informática de la Universidad de Almería, iniciaba el encuentro con una interesante y debatida charla sobre Algoritmos, desinformación, reputación digital y adolescentes. Un nuevo modelo de aislamiento en la aldea global. Arriaza expuso los peligros de la exposición digital y cómo actuar para evitar las amenazas que acechan a los adolescentes y menores con ejemplos de casos en la sociedad actual.
José Luis Campoy Marín, presidente y coordinador de programas internacionales de la Asociación de solidaridad Honduras, en su turno de intervención habló de las iniciativas y proyectos desarrollados en este país por la asociación que él coordina, destacando la dificultad añadida que presentan los menores con discapacidades; “personas que permanecían en la oscuridad en nuestro radio de actuación y para las que creamos un aula específica con la finalidad de crear estímulos, fomentar las actividades de desarrollo y dar una posición a estas personas”, subrayó Campoy, asegurando que de esta manera han conseguido que se integren y participen en actividades cotidianas.
El presidente de los programas internacionales habló también del difícil acceso a la educación de muchos colectivos en Honduras, hecho que movilizó (a la asociación que representa y gracias a la ayuda de GINSO), a crear en 2012 y 2013 una casa hogar para doce niñas en situación de pobreza extrema en el interior del país “que logró que estas menores tuvieran una oportunidad de cumplir sus sueños”. También la asociación ha creado comedores sociales en el país ante el índice de desnutrición “elevadísimo” de algunas poblaciones. “En muchos pueblos no iban a la escuela porque no tenían donde comer”. Con este comedor los menores pueden tener un desayuno y un almuerzo que les facilita una dieta equilibrada. “Este conocimiento duro nos impidió quedarnos con los brazos cruzados”, subrayó Campoy.
El juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, comenzó diciendo al alumnado presente que se encontraba en el mejor curso de menores de toda España; “esta es una zona pionera en la reinserción de los chavales”, agregó. Calatayud insistió en que muchos problemas con los menores en la sociedad actual se originan en el entorno familiar y escolar debido, según apuntó, a que antes la constitución no les reconocía ningún derecho y en la actualidad parece que los menores solo tienen derechos y ningún deber. Con esta premisa y poniendo en valor a la familia como base de toda nuestra sociedad, el juez enumeró numerosos delitos cometidos por menores infractores cuyo origen atribuyó a falta de normas, directrices o deberes y responsabilidades de los menores para con la sociedad.
Calatayud reivindicó nuevas normas para la familia (sea esta como sea) y un “pacto por el Menor”, que aseguró lleva reclamando con asiduidad a las administraciones con el objetivo de mejorar las relaciones de los menores con la sociedad. El juez, que congregó a mayores y jóvenes en su intervención, aseguró que entre las sentencias que ha interpuesto y que más agradecen los menores con el tiempo, se encuentran las que ha dictado obligándolos a estudiar y cifró en 250 como media las sentencias al año obligando a un menor a sacarse la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) y 25 anuales dictadas para obligarlos a aprender a leer y escribir.