Rosa Mendoza, especialista en espacios naturales protegidos, ofrece en los Cursos de Verano de la Universidad de Almería una perspectiva de 30 años de gestión sostenible del fondo marino y pide concienciación al respecto: “Lo que no se conoce no se valora, y lo que no se valora no se conserva, así que es necesario incidir en difusión y en sensibilización”.
El nombre de este seminario estival ofertado por la UAL en su subsede de Roquetas de Mar, ‘Conservación y gestión del bosque sumergido’, dedicado a la posidonia oceánica, ya de por si da un punto de vista clave en gran medida desconocido para el común de la sociedad. De hecho, Rosa Mendoza, jefa de Servicio de Espacios Protegidos en la Delegación Territorial de Almería de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, ha insistido en ello: “Las praderas son bosques que pierden las hojas en otoño y que está formado por plantas que tienen raíz, tallo, flores y fruto, la olivilla de mar, que realizan fotosíntesis, por lo que durante el día las aguas sobre esas praderas libera oxígeno a la atmósfera”. A Mendoza le ha correspondido ofrecer una conferencia muy interesante sobre las tres décadas ya vividas en torno a la ‘Protección, conservación y amenazas de las praderas de posidonia oceánica (L.) Delile’.
Así se ha llamado su ponencia, que no es su única participación en el curso al estar incluida en la mesa redonda que pondrá punto y final al seminario este viernes, en ese caso compartiéndola con los dos directores, Miguel Cueto y María del Mar Verdejo. Será el momento de cerrar el foco de lo general a lo provincial, a una Almería que es clave en esta materia: “Nuestro litoral tiene más del 96% de las praderas de toda Andalucía y, por tanto, la responsabilidad de su conservación es muy grande”. En datos, la cifra total en la región es de aproximadamente 9.000 ha, prácticamente todas en el fondo almeriense, siendo uno de los principales motivos de poder presumir de aguas paradisíacas: “Nos han metido estereotipos sobre qué es una playa limpia, pero no nos cuentan qué es una playa viva y saludable, confundimos la playa y disfrutar del mar con el chiringuito y la crema solar, que también es importante, pero no todo debe ser lo mismo; de hecho, si vas a la playa y encuentras posidonia en el fondo o sus restos en la arena, sabes que te bañas en aguas limpias sin contaminación, aguas transparentes con una temperatura entre 10 y 28 grados”.
Para esta especialista “eso sí que sería merecedor de la ‘Q’ de Calidad y de la bandera azul”, sin olvidarse de apuntalar con ello parte de la trascendencia de su conservación: “Su protección es el soporte de las principales actividades socioeconómicas del litoral, el turismo de sol y playa y el ecoturismo, la pesca artesanal… la posidonia protege también la línea de costa, y que se hable de ello me parece súper importante, me parece imprescindible y me parece que debe ser un primer paso para seguir trabajando año tras año en este ámbito”. La idoneidad del curso está justificada dado el interés, “debe ser el inicio de una dedicación y un trabajo en la conservación del medio marino”, recordando Mendoza algo fundamental: “Hay un principio de la educación ambiental que dice que lo que no se conoce no se valora, y si no se valora es difícil su conservación y su protección; por tanto, es necesario incidir en la difusión y sensibilización de la sociedad sobre la protección de nuestra pradera y de los fondos”.
En ese sentido, su exposición “trata de poner sobre la mesa los 30 años que llevamos de gestión sostenible de medio marino en Andalucía, y también por su puesto en la provincia de Almería, protección en cuanto a normas, actuaciones de conservación y un capítulo dedicado a hablar de la importancia de las praderas de posidonia oceánica en el medio marino, el litoral, pero también para las personas; con conservar y proteger las praderas lo que hace es proteger las principales actividades socioeconómicas del litoral, además de que se logra evitar muchos gastos y costes asociados a la degradación”. Sin embargo, la situación no es muy optimista: “Están sufriendo un gran retroceso en todo el Mediterráneo; en los últimos 50 años la extensión se ha reducido entre un 13 y un 50%, y si bien en general las praderas están estabilizadas, hay algunas con problemas que se muestran con tendencia regresiva”.
Desde la Universidad de Almería, a través de este Curso de Verano, se difunde como necesaria la insistencia en la acción conservacionista de esta planta cuyo nombre científico “fue puesto en el siglo XIX en honor al dios griego Poseidón”. Almería en su conjunto es una joya que merece ser protegida y que en varios puntos ya disfruta de esa figura: “El espacio más conocido de Almería es, sin duda, el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, pero en la provincia, en su litoral, tenemos otros muchos espacios con praderas muy bien conservadas y muy extensas, como el Levante, desde Carboneras hasta Pulpí, los Fondos Marinos del Levante Almeriense , que también tienen unas praderas impresionantes; o en Roquetas de Mar también, que cuenta con el arrecife de posidonia oceánica más occidental de todo el Mediterráneo, otro espacio protegido con normas europeas; y uno más frente al Paraje Natural de Puntas Entinas – Sabinar, igualmente protegido y con praderas realmente importantes”.