La nadadora, que fuera Mejor Deportista de la Universidad de Almería en 2017, regresa de la cita mundialista en Australia con más motivación que nunca y dispuesta a romper registros con el apoyo de UAL Deportes.
“Me siento con ilusión y con ganas de seguir, emocionada, porque pienso que tengo margen de mejora y porque así me pongo nuevas metas y objetivos”. Es Rosana Vita, recién salida del agua, de ‘su’ calle 6 de la piscina de la UAL, tras completar una jornada de duro entrenamiento. Ha relatado sus vivencias en Brisbane, Australia, en donde ha formado parte de la Selección Española durante el desarrollo del INAS Global Games, el Campeonato del Mundo de Natación, convocada por la dirección técnica de la FEDDI. El resumen de todo lo que ha narrado es fácil de hacer: a por todas en 2020. Esa actitud luchadora y de superación es la que ha querido destacar Pedro Núñez, director de UAL Deportes, al referirse a la nadadora: “No nos sorprende lo que Rosana es capaz de conseguir, así que no nos sorprenderá que tenga incluso unos mayores éxitos durante este curso, que ya ha comenzado destacando en el Mundial en octubre, siendo un orgullo para la Universidad de Almería que entrene en nuestras instalaciones y que la represente en los Campeonatos de Andalucía y de España Universitarios”.
La ‘sirena’ Vita va a seguir contando con el apoyo de la UAL y llevando a cabo sus sesiones de agua en la piscina del campus, en la que confiesa sentirse muy cómoda: “Estoy muy agradecida por entrenar aquí, las instalaciones y los materiales son muy buenos, me gusta mucho poder representar a la Universidad de Almería y eso me hace feliz; la piscina está muy bien, tiene seis calles y poyetes y no está masificada, los socorristas son todos muy simpáticos y el ambiente con los universitarios es muy bueno”. Con 21 años cumplidos en agosto, está como ‘pez en el agua’, nunca mejor dicho, entre el alumnado de la UAL, y recuerda con una gran sonrisa dibujada que en 2017 fue nombrada Mejor Deportista en la gala del deporte universitario. Ni siquiera entonces pensó hasta dónde podría llegar: “Cuando llegué al Mundial y vi el nivel que había, pensé solo en esforzarme y dar lo mejor de mí; hubo muchísimo nivel, estuvo complicadísimo, pero voy a seguir entrenando duro para ver si puedo, pasito a pasito, hacerlo mejor”.
Es la tarea que se pone esta deportista que comenzó con los típicos cursos cuando era pequeña y que entró a competir en 2015, acudiendo en 2018 a su primer Europeo, en París, y este 2019 a su primer Campeonato del Mundo, “espero seguir yendo a eventos internacionales”, ha dicho, algo en lo sabe que tiene que trabajar: “Me dicen que puedo ir más rápido y yo creo que tengo margen de mejora, porque estoy entrenando la técnica y cuando la tenga, seguro que seré más rápida, no sé cuánto, pero sí mucho”. Sus sesiones las hace de lunes a sábado en la piscina, sale a correr tres días en semana y otros tantos hace gimnasio, lo que compagina con vida laboral y con estudios. Esa afición encaja a la perfección con su carácter y con su pasión hacia la natación: “Me gusta seguir pasos, me gusta mucho la rutina y los cambios a veces me molestan, y eso en natación es bueno, porque es hacer todo lo mismo a las mismas horas, y lo tengo claro”.
El nuevo reto ‘asoma vela’ en horizonte: “Es seguir entrenando, mejorar tiempos con la técnica y llegar al Europeo de Rusia del 20 al 26 de junio, sabiendo que las mínimas se tendrán que hacer en marzo”. Su entrenador, Lázaro Perálvarez, es una de las personas que más confían en ella: “Es una apasionada de la natación y esa es su principal ventaja; a ella le gusta nadar, y no hablo solo de competiciones o viajes, sino de ir a la piscina cada día y disfrutar del agua, es trabajadora y tenaz, es envidiable ver cómo afrontar el día a día con mil quehaceres cómo es capaz de sacarlo adelante siempre con una sonrisa”. Perálvarez ha puesto en valor su participación reciente en el Mundial y ha disparado igualmente las expectativas: “Ha tenido un gran éxito logrando cumplir con su sueño de representar a España en dos campeonatos internacionales, pero tiene mucho más que dar y hemos cambiado sus rutinas de entrenamiento, adaptándolas a las de un deportista de talla internacional”. Pasa en el agua unas 12 horas semanales y su entrenador “no sabría decir cuál es su techo”. Ya, en ámbito nacional, “Rosana es un referente, reconocida como deportista de alto rendimiento y creo que esa es la medalla más importante que ella puede conseguir”.
Se ha referido a “no quitar valor a sus medallas que cuelga en el cuello”, pero la verdad es que su gran triunfo “es su capacidad de trabajo y cómo afrontar su vida diaria sin excusas ni aspavientos para así permitir poner objetivos a largo plazo, con una planificación a cinco años de cara a las mínimas olímpicas para el año 2024”. Sobre las instalaciones de la UAL, Perálvarez ha mostrado admiración: “Hacía años que no las visitabas y ha sido una sorpresa increíble, y por supuesto que el contar con una piscina de esta calidad para entrenos es increíble, pero además la sala gimnasio y de entrenamiento funcional colma todas las expectativas de cualquier deportista”. Su pupila es una de las más destacadas, en 2019 nueve oros, cuatro platas y un bronce, más un séptimo puesto mundial, enamorada de la braza y la espalda, pero con los 400 estilos como su prueba fetiche, y, sobre todo, feliz en el agua: “Es lo que más me gusta, cuando voy a nadar, me siento mejor, dejo preocupaciones y tristezas, y no lo cambiaría por nada”.