Investigadores de la Universidad de Almería pertenecientes al Grupo AGR224 y al CIAIMBITAL, publican un estudio en la prestigiosa revista European Journal of Agronomy y recomiendan el uso de una aplicación matemática propia de descarga gratuita para una medición más precisa.
Los invernaderos de Almería están ubicados en una región declarada por la Unión Europea como Zona Vulnerable a la Contaminación por Nitratos (ZNV), de acuerdo a la directiva de nitratos, y existe legislación regional para reducir tanto los aportes de fertilizante nitrogenado a los cultivos como la contaminación ambiental asociada. Es el contexto en el que ha trabajado el Grupo de Investigación AGR224 Sistemas Hortícolas Intensivos y el CIAIMBITAL, Centro de Investigación en Biotecnología Agroalimentaria, propio de la Universidad de Almería. En concreto, y centrados en el cultivo de pepino en invernadero, han estudiado su respuesta a las aportaciones de este fertilizante (N), sabiendo, por estudios previos, que los agricultores siguen recetas estándar en la planificación del abonado, lo que supone no tener en cuenta el nitrogenado residual presente en el suelo por campañas anteriores o el mineralizado desde el estiércol u otras aportaciones de matera orgánica. Dicho esto, en los invernaderos de Almería las aportaciones de N son elevadas en relación a las necesidades de los cultivos.
El trabajo de campo se ha realizado en la Estación Experimental de la fundación UAL-Anecoop con tres ensayos, cada uno en un ciclo de cultivo diferente: otoño-invierno, primavera temprana y primavera tardía. En todos ellos se han usado variedades comerciales de pepino y en el ensayo de primavera tardía se han comparado tres variedades diferentes. En cada uno de estos ensayos se aplicaron dosis crecientes de N en fertirriego. El estudio concluye que para un cultivo pepino en invernadero con un ciclo habitual de 70-84 días se recomienda un aporte de N de 230 kg ha-1, pero que, si hubiese N mineral residual o aportes previos de materia orgánica, es recomendable estimar estas cantidades y sustraerlas a la recomendación dada, aportándose la diferencia. Para realizar estos cálculos se recomienda usar la aplicación informática VegSyst-DSS desarrollada por el grupo de trabajo: https://w3.ual.es/GruposInv/nitrogeno/VegSyst-DSS%20-%20ESP.shtml.
Es de descarga gratuita y resulta una herramienta de gran ayuda. El traslado de los resultados del estudio concluye que los límites de N de 4 kg N t-1 (tonelada de fruta fresca) recomendados en los planes de acción regionales de la Junta de Andalucía, diseñados para implementar la directiva de nitratos, son excesivos y se podrían reducir a aproximadamente la mitad, a valores en torno a 2 kg N t-1. Este estudio ha sido elaborado por Marisa Gallardo, Francisco Padilla, Teresa Peña-Fleitas, Romina de Souza, Alejandra Rodríguez y Rodney B. Thompson, y se ha publicado en la revista European Journal of Agronomy, de gran prestigio, títulado ‘Crop response of greenhouse soil-grown cucumber to total available N in a Nitrate Vulnerable Zone’. Es parte de una línea de investigación del grupo para determinar las cantidades óptimas de este fertilizante nitrogenado.
Cabe reseñar que se ha elegido el N por ser el nutriente aplicado en mayores cantidades y estar asociado a la contaminación de acuíferos, intentando esta investigación dar las soluciones que optimicen producción y minimicen pérdidas de nitrato al medio ambiente. Como añadido a todo lo expuesto y muestra de la situación, es preciso añadir que las cantidades de fertilizante recomendadas no cambian entre ciclos de cultivo ni tampoco entre variedades, y dado que en los invernaderos de Almería los nutrientes se aplican en soluciones nutritivas, las recomendaciones de abonado de 230 kg ha-1, asumiendo que no existe N residual en el suelo ni que tampoco ha habido aportaciones de materia orgánica (suelo = sustrato inerte), corresponderían a soluciones nutritivas con concentraciones de N de 11.9 mm L-1 para ciclo de otoño, de 9 mm L-1 para ciclo de primavera y de 6.5 mm L-1 para ciclo de primavera tardía. En caso contrario, habría que reducir estas concentraciones en función del N presente en el suelo.