La prestigiosa revista Nature publica un hallazgo basado en el análisis de la ‘diversidad oscura’, concepto referido a las especies nativas ausentes de sus ecosistemas, elaborado por más de doscientos investigadores en 119 regiones del planeta, entre ellos José Raúl Román, que ha aportado muestreos en la Sierra de Gádor junto a Miriam Muñoz, del IRNAS-CSIC.

El título del artículo es ‘Global impoverishment of natural vegetation revealed by dark diversity’, publicado en Nature y disponible en el enlace https://www.nature.com/articles/s41586-025-08814-5. En el mismo aparece un listado con 200 autores, entre los que se encuentra José Raúl Román Fernández, del Grupo de Investigación RNM927-‘Ecohidrología y Restauración de Tierras Áridas’, de la Universidad de Almería. Cada uno de ellos ha realizado muestreos en 5.500 localizaciones de 119 regiones del planeta, siendo los de Román los llevados a cabo en la almeriense Sierra de Gádor, en su caso contando con la colaboración de Miriam Muñoz Rojas, investigadora del IRNAS-CSIC de Sevilla. Se ha tratado, por lo tanto, de un ‘análisis global’, concretamente centrado en la ‘diversidad oscura’, en el que se desvela el ‘impacto encubierto’ de la acción humana en los ecosistemas.

Como contexto, la ‘diversidad oscura’, es un concepto que se refiere a aquellas especies nativas que podrían habitar un ecosistema, pero están ausentes. Este nuevo enfoque permite detectar efectos de la presión humana que antes pasaban desapercibidos, y así se ha desprendido de este estudio internacional que ha visto la luz en Nature y que demuestra que las actividades humanas tienen un impacto mayor del que se creía sobre la biodiversidad vegetal. Ha sido coordinado por la Universidad de Tartu, de Estonia, a través de la red colaborativa DarkDivNet, y sus resultados revelan que en ecosistemas con baja presión humana están presentes más de un tercio de las especies potenciales, mientras que en zonas muy impactadas apenas se alcanza una de cada cinco.

Además, se observó que la huella humana, que mide factores como densidad de población, infraestructuras o uso del suelo, afecta incluso a ecosistemas protegidos o situados a cientos de kilómetros. La colaboración de la Universidad de Almería, con José Raúl Román, se ha debido a que quería comprobar “si la pérdida de biodiversidad vegetal en los ecosistemas naturales está relacionada con la presión humana en las zonas que los rodean, y comprobar si este nuevo concepto de ‘diversidad oscura’ nos podría ayudar a cuantificarlo con mayor precisión”, ha explicado el propio investigador de la UAL. Ha añadido que “este trabajo refuerza la meta global de conservar al menos el 30% del planeta, mostrando que conservar grandes extensiones de territorio intactas ayuda a reducir el impacto humano sobre la biodiversidad”.

Por último, cabe añadir a ese objetivo “la necesidad de cuidar y mejorar la salud de los ecosistemas”, algo muy destacado, “incluso fuera de las áreas protegidas”. En resumen, “este concepto de ‘diversidad oscura’ se revela como una herramienta clave para un adecuado seguimiento de la biodiversidad en el contexto de conservación y restauración de ecosistemas”, ha finalizado José Raúl Román, en línea con el resumen general de la investigación, donde textualmente se advierte de que la disminución de la biodiversidad antropogénica amenaza el funcionamiento de los ecosistemas y los numerosos beneficios que estos brindan a la humanidad. Además de causar pérdida de especies en las ubicaciones afectadas, la influencia humana podría reducir la biodiversidad en la vegetación relativamente no modificada si se desencadenan extinciones locales y se dificulta la recolonización. La diversidad vegetal local está globalmente relacionada negativamente con el nivel de actividad en la región circundante.

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