Científicos de ambas universidades desvelan el valor terapéutico de un neuropéptido, el sistema de melanocortinas, en el consumo abusivo de alcohol, el quinto factor de riesgo para la salud mundial, y publican su estudio en ‘Brain Research’, avanzando un tratamiento farmacológico.
En una colaboración que se ya se ha extendido durante dos décadas y que inició la doctora y catedrática de Psicobiología de la UAL, María Inmaculada Cubero, el último trabajo conjunto entre la Universidad de Almería y la estadounidense de Carolina del Norte que ha visto la luz se ha encaminado a la reducción del alcoholismo, un problema de salud mundial. En concreto, cinco han sido los investigadores que lo han hecho posible, por parte almeriense José Manuel Lerma-Cabrera y María Francisca Carvajal, del Departamento de Psicología, y por parte norteamericana James C. Garbutt, Montserrat Navarro y Todd E. Thiele. Han publicado un artículo con el fruto de su estudio en la revista Brain Research, bajo el título ‘The melanocortin system as a potential target for treating alcohol use disorders: A review of pre-clinical data’.
Tal y como su nombre indica, esta publicación trata de recoger los datos preclínicos existentes en relación al rol de un neuropéptido, concretamente el sistema de melanocortinas, en el consumo abusivo de alcohol, así como su posible uso como agente terapéutico. La colaboración entre los investigadores de ambas universidades ha ido afianzándose a lo largo de los años y ha dado lugar a numerosas publicaciones y proyectos de investigación. Así, durante estos últimos 20 años han demostrado que alcohol provoca cambios en el sistema de melanocortinas (MC) cerebral y, además, que si manipulamos farmacológica o genéticamente la forma en la que el sistema funciona, conseguimos modular el consumo de alcohol.
Los datos apuntan a que el sistema de MC, posiblemente a través de los receptores MC4, podría tener un efecto protector frente el consumo excesivo de alcohol, lo que lo sitúa como una posible diana farmacológica que podría favorecer la reducción del consumo en personas que muestran problemas de abuso. Ni qué decir tiene que es de suma importancia, sobre todo si se considera que el consumo de alcohol, y específicamente el consumo abusivo, es el quinto factor de riesgo para la salud mundial. De hecho, según estimaciones de la OMS, cada año mueren 3 millones de personas debido al uso perjudicial del alcohol, además de suponer el 5.1% de la carga mundial de morbilidad y lesiones. Preocupa especialmente que aparece cada vez en edades más tempranas.
Sin embargo, existen pocos tratamientos farmacológicos capaces de reducir el abuso o incluso de lograr la abstinencia, a pesar de la alta prevalencia de consumo y de sus riesgos asociados, y de que los estados miembros de la OMS han instado a los países a establecer la reducción del uso nocivo de alcohol como una línea prioritaria de salud pública. En ese sentido, considerando sus datos previos, el grupo de investigadores ha focalizado sus estudios en el uso del bupropion para este cometido por dos razones principales: porque es un fármaco ya aprobado por la FDA para el tratamiento del tabaquismo, lo que asegura que se trata de un fármaco seguro, y porque se sabe que es activador del sistema de melanocortinas.
Usando un modelo animal de consumo de alcohol en atracón, han demostrado que el bupropion (BUP), solo o en combinación con naltrexona, consigue reducir significativamente el consumo de alcohol. Estos datos respaldan la hipótesis de que el tratamiento combinado de los fármacos que actúen sobre el sistema opiode y de melanocortinas puede tener valor terapéutico para reducir el consumo excesivo de alcohol. De hecho, actualmente están realizando ensayos clínicos en fase II para evaluar la eficacia de BUP como tratamiento para los trastornos por uso de alcohol. Se espera que durante este año 2020 se publiquen los primeros datos de este estudio.