El astronauta hispano-americano ‘estrena’ su Medalla de Oro de la Universidad de Almería regresando al campus a las pocas horas de recibirla para ofrecer una conferencia en la que repasa su trayectoria, desentraña cómo se realizan las misiones espaciales y explica el futuro del sector privado: “Hace un siglo solo la gente rica podía subir en avión”
Por segundo día consecutivo, las XII Jornadas Astronómicas de Almería han tenido su extensión en el campus de la UAL, de nuevo contando con Michael López-Alegría como protagonista de excepción. Tras recibir apenas unas horas antes la Medalla de Oro de la institución, ha vuelto para pasar de la solemnidad a la cercanía absoluta, ya que ha llenado el Auditorio en la conferencia que tenía programada, atendiendo a las preguntas de los asistentes, y después ha compartido comida con una decena de miembros de la comunidad universitaria. Para el título de la charla ha usado un “juego de palabras”, ya que ha utilizado una de las expresiones de la historia reciente de la humidad, protagonizada por EEUU y la antigua Unión Soviética, ‘carrera espacial’, pero aplicada a su trayectoria profesional.
Ha sido una actividad organizada por el vicerrectorado de Política Científica, cuyo responsable, José Antonio Sánchez, ha sido el encargado de presentar a López-Alegría, junto al Vicerrectorado de Cultura y Sociedad, la Delegación del Rector para la Estrategia, Comunicación y Coordinación y el Secretariado de Divulgación Científica de la UAL, bajo la coordinación de la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación de la OTRI. Como tema subyacente en la intervención del astronauta hispano-americano ha estado la visión de cómo ha sido la entrada y cómo puede ser el futuro de la iniciativa privada en los viajes espaciales, y de ahí el título que en principio se tenía previsto, ‘Impacto de la empresa privada en la carrera espacial’. De hecho, ese fue el aspecto principal que se trató en la conferencia que había ofrecido en el Apolo la tarde anterior, modificándola en parte para el público universitario.
Entre los asistentes ha estado José J. Céspedes, uno más en las butacas del Auditorio disfrutando de las detalladas explicaciones de un Michael López-Alegría al que ha vuelto a ensalzar, tal y como ya hiciera en su discurso de imposición de la Medalla de Oro: “Yo creo que todo el mundo lo conoce, conoce sus altos méritos relacionados con la astronomía, también su alta repercusión social, sus objetivos relacionados con la innovación y la transferencia, que son objetivos y fines fundamentales para la Universidad de Almería, por lo que es más que merecedor del honor de recibir nuestra más alta distinción”. En todo caso, el rector ha querido proyectar esta relación en el futuro: “La medalla supone por una parte un reconocimiento a toda su trayectoria profesional y vital, pero supone asumir por su parte también una responsabilidad con nosotros, con la Universidad de Almería, de actuar como embajador y que consigamos así darle más proyección internacional a todas las actuaciones que venimos haciendo”.
Dicha responsabilidad ha sido recibida con orgullo por un Michael López-Alegría que la asume con ilusión: “Sí, por supuesto; va a abrirse además al campo de la Física, y aunque yo no soy físico, sí los conozco bien y hay muchos que son astronautas, así que el vínculo tiene mucho sentido”. Ha insistido, además, en el mensaje que lanzó ya en su discurso al ser reconocido, volviendo a dar relevancia a esa misma palabra: “La verdad es que me ha llamado mucho la atención el vínculo de la UAL con el cielo, y al ser astronauta supone todo un honor y un privilegio ser su embajador”. Sobre su charla frente a un Auditorio abarrotado, ha relatado su carrera, “pero además un poco la historia de los vuelos tripulados desde que yo empecé en los años 90 hasta ahora, y la evolución de lo que era un ámbito totalmente gubernamental a lo que es ahora, con la entrada del sector privado”.
En esa línea, ha sido rotundo al afirmar los siguientes retos a asumir: “Lo que se debe esperar no es ir más allá, sino que ir tenga un coste más bajo, porque es verdad que hoy es muy difícil que una persona ‘normal y corriente’ pueda permitirse viajar al espacio”. Ha deseado que se produzca una evolución similar a la ya vivida con anterioridad respecto a los vuelos convencionales: “Esperamos que esto sea un poco como la aviación comercial, porque hace un siglo solamente gente muy rica podía montarse en avión y hoy día lo hace cualquiera para ir a una fiesta o un evento importante de la familia”. No obstante, ha explicado en qué consisten los viajes ‘turísticos’ actuales al espacio: “El entrenamiento te prepara todo lo que necesitas, y luego las misiones se parecen mucho a misiones de astronautas de la ESA o de la NASA”.
Entrando más en detalle, ha especificado cómo se desarrollan: “Se pasa la mayoría del tiempo realizando investigaciones científicas y desarrollo tecnológico, y más tarde comunicación con gente de tierra para explicar un poco lo que están haciendo y así fomentar el interés e inspirar a la gente”. Por lo tanto, “los astronautas privados suelen contactar con instituciones de investigación de cada una de sus zonas, de su país, dependiendo de diferentes variables, y luego montan un conjunto de experimentos que llevarán a cabo a bordo”. A través de una narración en primera persona, basada en su extensa experiencia tanto en la NASA, pasando por alguna misión rusa, como en el sector privado, ha permitido al público asistente tener una idea muy clara de todo lo que hay detrás de unas imágenes que forman parte del imaginario popular, las del lanzamiento de un cohete espacial, la estancia en la Estación Espacial Internacional y hasta de la preparación a la que se someten los y las astronautas, sin olvidarse del amplio equipo humano necesario.