La revista Tuberculosis, del grupo editorial Elsevier -el mayor del mundo en medicina y publicaciones científicas-, lanza un completo estudio sobre el estado de la investigación mundial en esta enfermedad que sitúa las dos principales preocupaciones: farmacorresistencia y coinfección con VIH.
Encabezado por el profesor José Antonio Garrido, del área de Parasitología de la Universidad de Almería, el artículo está firmado, además, por el catedrático Francisco Manzano y por los tres miembros del Hospital Universitario de Torrecárdenas, Miguel Martínez Lirola, María Teresa Cabezas y Cristina de Lamo. Estos investigadores han realizado un estudio que dibuja con precisión el escenario en el que se está desarrollando la investigación mundial en torno a una de las enfermedades que más atención sanitaria ha recibido a lo largo de la historia y cuyo final cada vez parece más próximo, la tuberculosis. Su resultado ha sido recientemente publicado en la prestigiosa revista internacional del mismo nombre que la enfermedad analizada, ‘Tuberculosis’, de Elsevier, el mayor grupo editorial de libros de medicina y publicaciones científicas del mundo.
El artículo es fruto, por tanto, de una colaboración más de la UAL, en este caso con Torrecárdenas, y supone un análisis de los avances científicos llevados a cabo hasta el momento, realizado a través de un mapeo sistemático de las publicaciones internacionales centradas en la tuberculosis. De este modo, el profesor Garrido y sus colaboradores han definido con gran precisión el escenario actual en el que se están llevando a cabo las investigaciones mundiales sobre una cuestión de gran relevancia mundial. De hecho, la tuberculosis es la enfermedad infecciosa que más muertes se cobra en el mundo –en torno a un millón y medio de personas cada año– y la principal causa de fallecimiento para los enfermos de SIDA. Está causada por una bacteria llamada Mycobacterium tuberculosis, y según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, una cuarta parte de toda la población mundial la presenta, aunque sea en forma latente.
Los autores ponen de manifiesto, a la observación de los resultados de su trabajo analítico, que existen dos principales preocupaciones sanitarias en torno a esta enfermedad, como son su resistencia a los medicamentos y la coinfección con el VIH. Respecto a lo primero, la preocupación por la propagación de la ‘tuberculosis farmacorresistente’ es prioritaria, ya que cada año se producen más de 100.000 muertes de pacientes infectados con cepas resistentes a los antibióticos isoniazida y rifampicina, y que son prácticamente incurables con el tratamiento estándar de primera línea. Así pues, el control de la propagación de esta tuberculosis multirresistente es uno de los desafíos más urgentes y difíciles que se plantean en la lucha mundial contra esta enfermedad.
Respecto a la segunda cuestión, la de las personas infectadas por el VIH, que por ello son a su vez más vulnerables a una posible infección de tuberculosis resistente a los medicamentos, se ha determinado una serie de consideraciones. En muchos casos, a estos pacientes no se les diagnostica la tuberculosis porque mueren mientras esperan la confirmación del laboratorio. Por esta razón, se están realizando pruebas de diagnóstico rápido en entornos con una alta prevalencia de tuberculosis asociada al SIDA. Una vez más, la identificación temprana y correcta hace posible un tratamiento adecuado, lo que se traduce en una reducción de la mortalidad de estos pacientes coinfectados. Por último, y a colación de esto, es importante señalar que, aunque el impacto mediático del VIH no es tan relevante como hace dos o tres décadas, las infecciones por este virus siguen siendo de gran interés para los científicos, en especial para aquellos que trabajan con la tuberculosis, ya que, según lo expuesto anteriormente, esta es una de las principales causas de muerte para las personas con SIDA.