Investigadores de la Universidad de Almería y de la Estación Experimental Cajamar indican cómo la aplicación de restos de cultivos, abonos orgánicos y labranza frena el empobrecimiento y mejora la diversidad de microorganismos de los suelos de la agricultura intensiva: “Pueden ser de gran calidad y mantener su alta capacidad de producción”

Un estudio publicado por un equipo de investigadores de la Universidad de Almería y de la Estación Experimental Cajamar ha demostrado que las técnicas ecológicas, tales como la aplicación de restos de cultivos, abonos orgánicos y labranza, mejoran la fertilidad de los suelos agrícolas. El mensaje principal que se desprende de la investigación es claro: “El manejo de suelos en agricultura intensiva con técnicas ecológicas resulta clave para la mejora de su fertilidad y su funcionalidad”. La investigación ha sido publicada en ‘Science of the Total Environment’, de la Editorial Elsevier, revista Q1 en Ciencias Ambientales, bajo el título ‘Ecological practices increase soil fertility and microbial diversity under intensive farming’

Este grupo de investigadores recuerda que la agricultura intensiva, basada en el uso sistemático de agroquímicos, ha ofrecido en las últimas décadas una solución a las demandas de alimentos de una población creciente. Sin embargo, ha habido que pagar el precio de una degradación acelerada de los suelos que progresivamente han perdido su salud y su capacidad de proporcionar servicios ecosistémicos, lo que redunda en un incremento de los costes de producción. Como alternativa, los autores proponen técnicas intensivas ecológicas de manejo para la recuperación de suelos, basadas en la aplicación de restos de cultivos, abonos orgánicos y labranza, y comprueban que dichas técnicas mejoran la diversidad de los microorganismos, reactivándose la funcionalidad del suelo lo que redunda en una nutrición de las plantas de una forma similar a como ocurre en los suelos naturales, sin mermas de producción.

En concreto, los autores encuentran una mejora general de la abundancia de las bacterias en los suelos de invernaderos gestionados y, en especial, de taxones involucrados en procesos de descomposición de la materia orgánica y en el ciclo de nutrientes, como Halomonas, Chryseolinea y Rhodobacteraceae. También se detectaron, mayor abundancia de Gemmatimonas, Steroidobacter, Altererythrobacter, Acidibacter y Anseongella, que contribuyen al ciclo del carbono y el nitrógeno, y otros como Burkholderiaceae y Rhodopirellula, que desempeñan funciones en la solubilización y mineralización del fósforo.

Del trabajo de estos autores se colige que la aplicación de este tipo de técnicas de intensificación ecológica permite la recuperación de la funcionalidad y salud del suelo en un periodo de tiempo relativamente corto, lo que disminuye la necesidad de uso de agroquímicos de síntesis cuyo coste en los últimos años se ha disparado. La investigación también permite avanzar en el conocimiento del microbioma del suelo en cultivos de hortícolas bajo invernadero y abre la puerta para, en un futuro, dilucidar qué funciones ecológicas será necesario potenciar para maximizar nuestras producciones y qué microorganismos podrán contribuir a ello, avanzando en el camino de la ingeniería ecológica. y en la buena imagen del sector hortícola invernado almeriense ante el consumidor final.

En el indicador digital https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2024.176777 se encuentra el contenido íntegro del estudio, publicado en la referida prestigiosa revista ‘Ciencia del Medio Ambiente Total’.

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