Cumpliendo los objetivos que definen a la propuesta formativa estival de la Universidad de Almería, este seminario ha sido de máximo interés y candente actualidad, teniendo como telón de fondo la pandemia y promoviendo la reflexión: “El coronavirus ha puesto de manifiesto grandes carencias de cuidado; no se hizo nada para proteger a los mayores”.
El tono constructivo no está separado de la critica y de la autocrítica, como se ha desprendido de la charla de Ana Urrutia Beaskoa. Ella ha sido una de las tres ponentes finales, en el tercer y último día del Curso de Verano ‘Emprendimiento Social: transformando espacios y relaciones’. Esta geriatra, emprendedora social, aplicó lo segundo hace más de una década para ser la creadora de un modelo de cuidado digno que ha exportado desde la residencia de mayores que ella misma creó en Guernica, lo que en su momento conllevó que tanto investigación como divulgación estuvieran bajo el cobijo de una fundación a la que llamó precisamente ‘Cuidados Dignos’, nacida de la inquietud de un grupo de profesionales. Ha abierto la última mañana del seminario, contando su experiencia vital y profesional, así como dando los detalles de su modelo, y se ha visto seguida de Mariano Sánchez, director de la Cátedra Macrosad de Estudios Intergeneracionales de la Universidad de Granada, y de Antonella Broglia, que es la embajadora de Ashoka España, una organización que identifica, conecta y acompaña a los líderes de la innovación social.
Una de ellos es, precisamente y seleccionada desde 2015, Ana Urrutia Beaskoa, de la que dice en su propia web institucional que “está trasformando el sistema de atención a personas mayores y dependientes en España hacia un modelo basado en la dignidad y calidad de vida de las personas”. Ese es su objetivo de siempre, con más de veinte años de crecimiento profesional encaminado en todo momento a mejorar la calidad de vida de los demás.
Para esta especialista en cuidados, “tantas tragedias que se han producido hacen que sea un buen momento para reflexionar, para decir qué mundo mejor podemos construir ahora, esos valores que nos hemos cargado durante la gestión de la pandemia, cómo podemos no solo reconstruirlos, sino ponerlos práctica”, textualmente. Ana Urrutia ha manifestado que ha analizado mucho todo lo que ha ocurrido, que tiene “una opinión al respecto después de estos meses”, y, lo más importante, también tiene propuestas de “cómo dignificar el cuidado de las personas mayores, incluso en una situación como la actual”. En ese sentido, pide una mirada al frente: “Considero que la COVID-19 nos da la oportunidad de generar el cambio en el modelo de cuidado en España hacia un modelo más humano y más digno”. De este modo, ha afirmado que “Expongo lo que yo creo que hay que hacer para que España avance hacia ese modelo y doy las líneas generales y las herramientas de trabajo que se desarrollan en el mismo”. Esto lo ha planteado tras la crudeza de una situación que se ha visto en todo el país y sin distinción entre residencias privadas ni publicas: “La pandemia ha puesto de manifiesto grandes carencias en cuidado, se han aplicado criterios discriminatorios, no de salud, para dejar a las personas mayores fuera de la UCI, y esto ha sido un problema de derechos”. Ha ido más allá, reconociendo la contundencia de su discurso ante los alumnos: “En enero ya se sabía que el virus estaba ahí, y la vulnerabilidad de las personas mayores, y no se ha hecho nada; si fueran niños, sí, pero al ser mayores no, produciéndose una dejación de las administraciones públicas sobre el derecho a la protección”.
Basada en su propia experiencia, haciendo un recorrido desde sus inquietudes iniciales, que la condujeron a la medicina y después a especializarse en Geriatría, montó su propia residencia tras trabajar en otras. Su motivación emprendedora se unió a su amor a su profesión y creó un nuevo centro al que dotó de unos nuevos métodos, basados en “la dignidad y la vocación”. Una crítica recibida sobre la sujeción a una usuaria, si bien no era un sistema que le gustase, provocó que llegase el revulsivo, “fue una bomba en la cara”, y que se dedicase a investigar y a “atajar el problema de raíz”. De hecho, en su ponencia se ha podido leer que “gracias a la formación en este nuevo Paradigma del Cuidado hasta el momento se ha logrado liberar a más de 7.150 personas en los diferentes niveles asistenciales, centros geriátricos, de día, de discapacidad, salud mental y hospitales”.
Urrutia ha reconocido que su experiencia fue determinante, “lo hice a partir de lo que viví y cómo veía yo la manera de cuidar en España en aquel momento, luego he ido enriqueciendo esa visión y todo ello me llevó a generar un método de trabajo para hacer que las organizaciones cambien a cuidar de una manera más digna”, textualmente. Ha añadido que la delicada situación actual le ha dado la razón: “Ese modelo que yo estoy intentando extender por toda España desde hace diez años ha servido para superar el confinamiento sin perder calidad de vida en el centro que dirijo. Contundente y como añadido, “a los cuidadnos en España les falta calidez”. Sin duda, “ es el momento de plantear ideas en esas cosas, porque esta situación tan complicada ha llevado a replantearnos muchas cosas y la era posCOVID es el momento de impulsar el cambio”.