“Existen muchas barreras que impiden la educación inclusiva, la primera la administración ya que no existen políticas proactivas”, ha explicado Manuel Ávila, asesor del Ministerio de Educación.
El Curso de Verano ‘El Camino hacia la inclusión educativa y laboral: avances y retos para la comunidad educativa’, que ha sido organizado por FAAM, Federación Almeriense de Asociaciones de Personas con Discapacidad y la Universidad de Almería, en el que también ha colaborado la Asociación Ver de Olula, está analizando las deficiencias del modelo educativo actual, el cual impide que avancemos hacia el paradigma de educación inclusiva.
Manuel Ávila, experto en el tema, inspector y asesor del Ministerio de Educación afirma que en el contexto actual “la educación inclusiva sólo puede entenderse de un modo, es un derecho y por lo tanto el alumnado se debe escolarizar en el sistema común”. La convención del 2006 de la ONU está firmada por España y por lo tanto es obligación del estado cambiar su legislación para cumplir con lo marcado por los tratados internacionales y alcanzar el derecho a la educación inclusiva, ha trasladado al aforo. Ávila ha reafirmado que en el sistema actual existen muchas barreras, para el acceso, la permanencia, la promoción y el aprendizaje. “La primera es la administración porque aunque hablan de inclusión no son políticas proactivas”, también han de cambiar prácticas en los centros como prescindir del modelo de derivación a los especialistas y promover la inclusión real en el aula del alumnado y la necesidad de revisar las evaluaciones psicopedagógicas que no tienen que basarse en el déficit del alumnos sino en su potencialidad.
Teresa Ubeira, directora del Centro O Pelouro ha sido otra de las expertas que a nivel nacional ha participado en este curso de verano. O Pelouro, en Pontevedra, es un centro pionero en innovación e integración que a nivel europeo ha sido reconocido como modelo de escuela transformadora. Ubeira califica el modelo educativo actual como “un problema de paradigma, la educación tiene que ser individual donde el niño sea el sujeto agente de su proceso educacional dentro del entorno social que lo rodea” ya que las relaciones sociales son el 75% en la educación de cualquier menor, explica Ubeira. Respetar el cerebro de cada niño es el objetivo de la neuro-educación en O Pelouro, una pequeña aldea termal de Pontevedra hasta la que llegan niños/as de todas partes de España para ser educados en este modelo único que está cosechando excelentes resultados. En ella la danza y las artes escénicas cobran especial protagonismo a través de Laura Llauder, danzaterapeuta del centro y otras de las ponentes que explicó los grandes pasos que alcanzan a través de la danza.