El catedrático Rafael Lozano muestra iniciativas internacionales de “vanguardia”, aboga por proyectos conjuntos, interacciones y cooperación, e insta a “llegar al agricultor desde los laboratorios”, mientras que Lucía de la Rosa recuerda desde el Ministerio que “el mundo de la horticultura debe responder a las nuevas demandas de la sociedad”.
Entre las primeras visitas que tiene programadas y el contenido teórico-práctico que se está exponiendo en su sede del Hotel Avenida, el curso ‘Almería, una realidad trepidante para la mejora genética de hortícolas’ está cumpliendo de un modo rotundo con las expectativas que había levantado en su reedición. “El título es impactante y me gusta, y supongo que ese es el objetivo, llamar la atención entre los estudiantes que buscan cursos de verano, pero no es un gancho sin más, ya que Almería es, desde hace mucho tiempo, punta de flecha en la producción hortícola europea, y para seguir teniendo ese papel sus profesionales, actuales y futuros, tienen que estar al día en todos los avances en el mundo de la investigación, conociendo las últimas tecnologías aplicables y también en todas las actividades que afectan a la producción y comercialización de semillas”. Así de claro lo ha dicho Lucía de la Rosa, directora del Centro de Recursos Fitogenéticos del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria, del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, añadiendo que “todo eso se está explicando y viendo”.
En un tono similar sobre la idoneidad del nombre dado a esta iniciativa formativa se ha referido Rafael Lozano, catedrático de Genética en la Universidad de Almería, sentenciando que “es un curso muy útil, una iniciativa muy necesaria en este programa de Cursos de Verano, poniendo de manifiesto que es verdad que detectamos desde la UAL que la colaboración científico-técnica en el ámbito de la mejora es una realidad, como dice el título, trepidante, es una realidad que requiere de una contribución fundamental en el ámbito científico-técnico de los investigadores de la UAL y de su interacción con los agentes socioeconómicos: cooperativas agrarias, agricultores, empresas del sector, etcétera”. A él ha correspondido un repaso a lo andado hasta ahora y una mirada al frente a través de su ponencia ‘I+D en mejora genética de hortícolas: historia y perspectivas desde la UAL’: “La idea fundamental ha sido exponer las perspectivas presentes y futuras que tiene la mejora genética desde una visión universitaria, de investigación científica, viendo distintos programas e iniciativas que en el ámbito de la mejora lleva a cabo la UAL, sus grupos de investigación y la propia institución, y la necesidad que hay de incrementar los esfuerzos para que los doctores de la UAL acaben finalmente siendo útiles en el tejido productivo almeriense, nacional e internacional”.
Lo ha planteado “como reto social y como reto científico”, citando en la exposición realizada “los distintos programas de mejora genética, de selección, de desarrollo de nuevas variedades, de cooperación entre el sector público y privado en distintos cultivos” y una descripción de “algunos de los consorcios e iniciativas en ámbito internacional que están en la vanguardia de lo que será la futura agricultura del siglo XXI”. Ha destacado el papel relevante de la Universidad de Almería en la materia, “es una realidad”, para mostrar más ambición, “lo cual no quiere decir que en la propia UAL se debiera insistir en fomentar más, habida cuenta del contexto socioeconómico en el que se sitúa, que es eminentemente de investigación científico-técnica en el ámbito de las ciencias agrarias, que haya más investigadores, más grupos de investigación realmente implicados en mejora genética de hortícolas y que sean capaces de hacer convenios y de llegar a formar parte de consorcios internacionales de calidad y de prestigio”.
De igual modo, partiendo de la base real del contacto efectivo de la Universidad de Almería con el sector, ha abogado por llegar a más: “Sin duda es un compromiso que la UAL debe de tener y afrontar en los próximos años, el de llegar al agricultor desde los laboratorios y desde nuestros campos de ensayo, y nada mejor que hacerlo con conocimiento y transferencia de ese conocimiento adecuado, para lo cual, insisto, es clave colaborar e integrarse en proyectos conjuntos público-privados con las cooperativas de producción agraria, con las empresas del sector de la mejora genética y de la biotecnología vegetal; esa es, sin la menor duda, la mejor forma de hacerlo”. En ese sentido, la respuesta al curso por parte de estudiantes actuales, egresados y profesionales ha sido un apoyo a su argumentación: “Es agradable ver a alumnos, a antiguos alumnos y a personas que son senior, más implicadas en la gestión o en programas de mejora de empresas privadas, lo cual denota el interés que existe por ambas partes, por los alumnos, en seguir formándose en temas más específicos, y por los dirigentes o responsables de las empresas, de seguir aprendiendo hacia dónde se encamina la agricultura del futuro”.
Lucía de la Rosa también ha echado la mirada y el interés a lo que hay por delante: “En estos momentos, nuestro entorno está sometido a grandes alteraciones que van desde la pandemia al cambio climático; el mundo de la horticultura, que nos alimenta a todos, tiene que responder a las nuevas demandas de la sociedad en cuanto a su exigencia de sistemas más sostenibles, limpios, de bajo impacto, dinámicos y que produzcan alimentos abundantes, sanos, nutritivos y diversos”. Ha manifestado claramente que “la mejora genética de hortícolas tiene que responder a este reto”, siendo este curso idóneo porque “busca respuestas y soluciones a todas estas cuestiones”. Por ello, lo ha valorado “muy positivamente” en cuanto a sus aspectos organizativos: “Agradezco que el curso se haya organizado con tiempo suficiente para poderlo preparar e incluirlo sin problemas en mi agenda de actividades; los organizadores han estado en contacto, resolviendo eficazmente mis dudas en todo momento, y además yo conozco las trayectorias profesionales de parte del resto de ponentes y considero que las visitas a instalaciones van a enriquecer mucho”.
Su ponencia ha tenido un título dividido en tres partes, ‘Material vegetal’ la primera, ‘Bancos de germoplasma’ la segunda, y ‘Protocolo de Nagoya’ la tercera. En ella ha hablado en profundidad “sobre los recursos fitogenéticos, que son los materiales vegetales que contienen la diversidad genética que sirve de base para los programas de mejora”, tocando aspectos determinantes en relación a “su importancia y la erosión genética que afecta a esta diversidad”, más “las soluciones que se han buscado para su conservación y puesta a disposición de los usuarios”. También ha expuesto los detalles de “la organización de la conservación en la Red de Bancos de Germoplasma del Programa Español, de las actividades del Centro Nacional de Recursos Fitogenéticos del INIA, CSIC”, del que es directora, “en este sistema”. No ha olvidado revisar “la regulación nacional e internacional que afecta al intercambio y uso de los recursos fitogenéticos”. En definitiva, Lucía de la Rosa se ha mostrado satisfecha de su participación en un foro que considera muy adecuado, en el que se están realizando valiosas aportaciones y que, valga la expresión, está suponiendo una ‘siembra’: “Entre todos se actualiza toda la información para los participantes, con la confianza de que el curso sirva de estímulo para nuevas vocaciones”. Ese es un aspecto que lo hace “muy interesante”, junto a que “engloba a profesionales de prácticamente todas las áreas relacionadas con la mejora genética de cultivos hortícolas”. En ese sentido, ‘Almería, una realidad trepidante para la mejora genética de hortícolas’ “aúna la gran experiencia de la UAL, pionera en esta investigación, con el IFAPA, que va a enseñar sus instalaciones y sus actividades, el saber hacer del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Almería y varios entes privados”.