El neurólogo Pablo Quiroga recuerda cómo conseguirlo en el curso de verano ‘Investigación y tendencias en salud en el siglo XXI’, durante una duodécima jornada de programación de la UAL en la que el periodista y escritor Guillermo Busutil habla en ‘Paisaje y Fotografía’ del “momento crucial en la gestión del hábitat, del territorio, de su identidad”.
Los cursos de verano de la Universidad de Almería han sostenido ocho frentes abiertos en su tercer martes de programa, todos ellos cargados de interés para la población. Una buena muestra de ello ha sido la aportación del neurólogo y neurofisiólogo clínico Pablo Quiroga, del Hospital Universitario Torrecárdenas, en su conferencia del seminario ‘Investigación y tendencias en salud en el siglo XXI’. Con formato on-line, como seis más de las otras siete propuestas de estos días, ha planteado la que se puede considerar como pregunta retórica, ‘¿podemos mantener un cerebro joven y saludable incluso en la vejez?’, la que ha completado con una segunda parte de título de intervención, ‘recomendaciones basadas en la evidencia’: “Es una pregunta que al mismo tiempo es una respuesta, porque sí se puede mantener un cerebro joven y saludable incluso en la vejez, y además hay evidencias científicas que así lo respaldan”. Ha sido rotundo en su optimismo: “No hay nada que no conozcamos, no hay nada que cueste dinero, y está en nuestra mano conseguirlo”.
Quiroga es un convencido de que es posible cambiar la mentalidad de la población respecto a sus hábitos de vida, que son básicos para no llegar a un estado dependiente en la vejez, dando cobertura a “una preocupación mundial”, tal y como ha explicado: “La OMS ha alertado de que hay el envejecimiento de la población en el mundo, no solo los países de alto nivel económico, es un problema por cómo se está produciendo, y lo que tenemos que buscar es una calidad de vida, dar vida a los años”. Así, el reto del planeta es “tener vejez con calidad, con autonomía, y nuestra población mayor tiene muchos ‘peros’ en los que hay que trabajar, porque se pueden cambiar”. Como ejemplo claro, “la demencia vascular es un problema que está relacionado con nuestro estilo de vida, la alimentación, hacer deporte o no hacerlo, la obesidad, fumar… son cuestiones que van a provocar pequeños infartos cerebrales y que van a ir sumando al declive en las personas a partir de los 60-65 años, y eso es lo que va a limitar una cosa muy importante, como es la autonomía, y eso es lo que tenemos que intentar erradicar”.
Además de retórica, la frase que ha dado título a su conferencia es también una ‘pregunta del millón’, “una de las preguntas que hacemos al ‘doctor Google’ es cómo vivir más y mejor”, siendo un enemigo claro el estrés crónico: “Mi ejemplo es la imagen que hay de Obama cuando entra en la presidencia de EEUU y la de Obama cuando sale de la presidencia; este estrés es muy dañino, es una bomba, pero es algo que podemos gestionar y es muy recomendable hacerlo, porque genera muchos productos que van a dañar nuestro cerebro, nuestro corazón, nuestras arterias… va a conducir a tener muchos problemas”. Además de eso, ha dado la receta, ya conocida por la facilidad de acceso actual a la información. Un ingrediente es el deporte, “Invertir en infraestructuras como carriles bici se está viendo que es una necesidad, porque esa es una forma de ahorrar, de ahorrar en salud, y, por tanto, se tiene que promover; es muy saludable no solo para los músculos, sino también para el cerebro, porque nos libera sustancias que son las que van a generar nuevas células en él, que son las que van a hacer que se mantenga joven y saludable”.
En su exposición ha puesto sobre la mesa la alimentación: “Comer lo justo, porque culturalmente tenemos hábitos que conducen a comer incluso sin ganas; el modelo es Japón, porque allí comen el 80% de lo que se debería de comer, pero son cosas que aportan al cerebro y al corazón, y no se privan de nada, porque privarse va a hacer daño a nuestro organismo, como ser radicales con la ingesta de las carnes”. Muy necesario también es el ejercicio mental, “básico cuando se llega a la jubilación, por la escalada en la que se entra”. Ha recomendando afrontar esto con motivación, porque si no estamos motivados, no vamos a lograrlo, y no siempre será a través de estudio, sino otras actividades como la carpintería, la mecánica, el cultivo… cosas que sean diferentes a las que te has dedicado, para salir de la rutina”.
Como elementos añadidos, “vivir en comunidad, porque la soledad, y se ha visto en la pandemia, fomenta el envejecimiento y las personas mayores han tenido un mayor deterioro cognitivo y alteraciones conductuales que se pueden prevenir; dormir, porque tenemos una mala higiene de sueño y eso pasa factura; disfrutar de lo que tenemos, no tener pena de lo que no tenemos; y súper importante es ser agradecidos, hacer cosas, intercambiar y agradecer aportan beneficios grandísimos a nuestra salud”. Ha dado a los mayores la recomendación de habituarse y utilizar las nuevas tecnologías, buen ejercicio para estimular tanto el cerebro como la capacidad cognitiva, lo que nos ahorra en fármacos y nos da calidad de vida”.
Ya en sesión vespertina, se ha contado con la presencia de un referente del periodismo y la literatura, como es Guillermo Busutil, en el curso ‘Paisaje y fotografía. Diálogo abierto en torno al paisaje en la era de la postfotografía’. Su intervención ha lanzado la advertencia de que “estamos en un momento crucial en la gestión del hábitat, del territorio, de la identidad que lo define y la que debemos preservar sin dejar de lado el progreso”. A su juicio, “la pandemia ha puesto en primer plano numerosas cuestiones medioambientales, urbanas, sociales, de convivencia, que han de llevarnos a convincentes consensos de gestión de los espacios, de nuestra relación con ellos y la preparación ante las exigencias que ya tenemos relacionadas con el clima, con el agua, con la contaminación, con las consecuencias de la hipertrofia turística, etcétera”. En ese contexto ha encuadrado su charla, dedicada a ‘Las tramas emocionales del paisaje en sus habitantes’.
Se trata de una perspectiva relacionada “con el sentido de pertenencia a un espacio o territorio, a sus usos, a su expulsión del mismo”. Ha analizado “cómo nos afecta la reconversión de barrios o centros históricos en parques temáticos o el falsificaciones históricas, o la identidad del paisaje y nuestro vínculo emocional con el mismo se altera, a veces se mejora, con el urbanismo, la arquitectura”, textualmente expresado por un ponente que se ha mostrado proactivo con respecto al resto del curso, confesando de modo literal su gran “interés en escuchar y aprender de los ponentes, tan cualificados en estos temas”. Por tanto, y en ese sentido, se ha mostrado “encantado de participar por la actualidad del tema y el necesario debate en torno al mismo, así como también por la profesionalidad y brillantez de los ponentes con los que compartir ideas, reflexiones, propuestas encaminadas a la defensa del valor cultural del paisaje”.
Busutil es miembro de la Real Academia de las Bellas Letras de Barcelona y de la Asociación Nacional de Escritores. A lo largo de su trayectoria ha cosechado un buen número de reconocimientos, como la Medalla de Oro de la Asociación de la Prensa de Málaga, la Medalla de Oro del Ateneo de Málaga, el Premio Andalucía de la Crítica por su libro ‘Vidas Prometidas’ (editorial Tropo), ser finalista del Premio Setenil al mejor libro de relatos de 2011. También se le ha concedido el Premio de Periodismo Nacional Francisco Valdés, el Premio Unicaja de artículos periodísticos, el Premio Jerez Perchet y el Premio Espacio, concedido por el Teatro Cánovas, por su labor informativa de teatro en radio en 1998. Fue director de la revista Mercurio, panorama de libros, de la Fundación José Manuel Lara (Premio Centro Andaluz de las Letras de Fomento de la Lectura 2010), y columnista de opinión y crítico literario de La Opinión de Málaga y de otras cabeceras de Prensa Ibérica. Actualmente colabora como crítico de arte en el suplemento Culturas de La Vanguardia, es articulista de fondo en Lacalma Magazine, Letra Global, Litoral y El País, y escribe como crítico literario en Zenda y en la revista El Maquinista de la General.