Llega a término el Curso de Verano de la Universidad de Almería ‘Una nueva era en la prevención de las enfermedades infecciosas a través de la inmunización’, en el que la pediatra e investigadora María Garcés recuerda que “las vacunas son el medicamento más seguro que existe y la de la COVID ha salvado más de catorce millones de vidas en Europa”
El Castillo de Santa Ana ha acogido durante tres jornadas el curso de verano más multitudinario de la vigésimo quinta edición del programa estival ofertado por la UAL. Con pleno de plazas cubierto, los asistentes han superado el medio centenar y han recibido una completa actualización sobre el panorama actual de la vacunación. Así, su título ha sido fiel al contenido: ‘Una nueva era en la prevención de las enfermedades infecciosas a través de la inmunización’. Dirigido por Gabriel Aguilera y Francisco Giménez, entre sus ponentes ha estado María Garcés, pediatra del Centro de Salud ‘Nazaret’, en Valencia, e investigadora del VIVA, actualmente adscrita al Área de Investigación en Vacunas de FISABIO: “Un placer acercar a esta cantidad de gente joven el mundo de las vacunas, para que conozcan las que existen y cuál ha sido su impacto sobre las enfermedades infecciosas”.
Se ha mostrado orgullosa de formar parte de un elenco de ponentes de tanto nivel: “Llevamos muchísimos años dedicados a esto, y eso hace que podamos transmitir, desde nuestros conocimientos, a la gente que empieza lo que va a ser su trayectoria profesional”. Ha considerado que esto es clave, porque “la importancia del curso radica, sobre todo, en que se conozca que el problema de las vacunas es que mueren de su propio éxito: si no hay enfermedad, la gente no tiene miedo a la enfermedad”. Un ejemplo claro y muy reciente es “el cambio de concepto de COVID, que antes era muy preocupante, pero con la vacuna se han salvado en Europa más de 14 millones de vidas, y eso, en sí, realmente no tiene el impacto que debería tener”. Ha sentenciado al respecto que “la gente tiene que conocer cuál es el impacto, el de evitar la enfermedad, para realmente darle el valor que tienen a las vacunas”.
De este modo, se ha referido a los antivacunas: “Tienen una opinión completamente errónea, que no está basada en nada de ciencia, y aunque somos muy conscientes de que tiene que haber gente para todo, hay todavía quien cree que la Tierra es plana, y del mismo modo hay quien no quiere ponerse las vacunas”. Ha sido rotunda en su valoración: “Yo siempre he pensado que es algo muy egoísta, porque realmente el hecho de que nos vacunemos todos es lo que implica que las enfermedades desaparezcan como tal”. Múltiples son los ejemplos: “Hemos visto desaparecer enfermedades tan graves como la meningitis, que ahora es noticia si hay un caso y hace unos años era común, o ya prácticamente no hay varicela, pero el sarampión está incrementándose porque ha habido un descenso de las coberturas vacunales”. Todo esto “es lo importante y lo que hay que comunicar”.
María Garcés ha puesto como público objetivo de esa divulgación “no solamente a todos estos profesionales que están a punto de desarrollar su carrera profesional, sino también al mundo en general, para que sea consciente de la importancia de mantener las vacunas”. Es más, unas bases científicas más amplias permitirán reaccionar antes ante posibles necesidades frente a enfermedades futuras: “Tenemos que dar gracias a los investigadores básicos, porque la gente no es consciente, por ejemplo, de que hasta el año 2013 no fue posible hacer una cristalografía para ver cuál era la forma de la conformación de una proteína, que es lo que realmente ha dado la posibilidad de poder hacer una vacuna frente al coronavirus de una manera tan rápida”. Ha lamentado que “todas estas cuestiones que no salen en la prensa, pero realmente son fundamentales para una protección rápida para los seres humanos”.
Ha dejado claro que “sin todo eso sería imposible poder dar pasos en la prevención de las enfermedades, y ahora se abre mucho campo en lo que se refiere a la prevención, pero no ha sido de un día para otro, sino que detrás siempre hay mucha investigación, que en algunos casos puede llegar a 50 años”. Respecto al papel de los clínicos, entre los que se incluye, por su desarrollo profesional como pediatra, “estamos haciendo también investigación correspondiente al desarrollo de vacunas que pueden proteger a los niños más pequeños, y detrás de ello hay una rigurosidad impresionante, porque por encima de todo siempre está la seguridad de la gente, que es lo primero que se tiene que demostrar antes de poder desarrollar una vacuna, y después está la eficacia que pueda alcanzar frente la enfermedad, pero las vacunas son los medicamentos más seguros que existen en este mundo”.
Garcés ha desvelado su vocación, “quise ser pediatra desde que tenía cinco años, y soy una de las grandes afortunadas de la vida, que ha conseguido llegar a donde quería”. La ha definido como. “una de las especialidades más bellas, porque somos unos grandes afortunados de ver crecer al niño y llevarlo hasta el momento de su desarrollo, y darle las alas para que empiece a volar”, de modo textual. Ha argumentado que “el niño es otro mundo dentro del contexto de la enfermedad, porque vive a tiempo real y tiene además una capacidad diferente de afrontarla”. Lo ha unido a las vacunas: “Lo más bonito que me ha pasado en mi desarrollo profesional ha sido ver cómo enfermedades infecciosas que eran comunes hace 30 años, cuando yo comencé mi ejercicio, han desaparecido; yo me enamoré de las vacunas en el momento en el que me planteaba que cómo era posible que hubiera niños que fallecieran por causas infecciosas y que no tuviéramos nada para protegerlos y en aquellos años fue cuando la vacunología empezó a cambiar”.
El avance ha sido muy significativo: “Se desarrollaron instrumentos para proteger y hoy, afortunadamente, nuestros residentes de pediatría tienen que ver las enfermedades en los libros, no las ven en vivo y en directo, y por eso es muy importante que nosotros les podamos transmitir lo que tienen que afrontar si en algún momento aparecieran de nuevo”. En definitiva, ha expresado su enorme satisfacción por hacer realidad un curso así: “El hecho de haber compartido durante todos estos años la ciencia de la vacunología no solamente genera lazos profesionales, sino también lazos de amistad, y eso creo que, en cierto modo, también nos permite el que entre todos seamos capaces de elegir los temas más importantes a la hora de que los alumnos del curso salgan con un conocimiento mucho mayor de esta temática”. España es un país puntero en la investigación y desarrollo de vacunas gracias a expertos como los que se han reunido en ‘Una nueva era en la prevención de las enfermedades infecciosas a través de la inmunización’.