La presidenta del Consejo General de la Abogacía Española y presidenta de la Unión Profesional, Victoria Ortega, ha visitado la UAL para dar una charla a los estudiantes sobre su futuro profesional. Pese a los tiempos complejos por la situación socioeconómica del país, lanza un mensaje optimista y aboga por ser un buen profesional.
Los estudiantes de la Universidad de Almería han tenido este miércoles, 4 de diciembre, la oportunidad de escuchar de primera mano los consejos de una de las personas con más conocimiento sobre cuestiones laborales de España. Se trata de Victoria Ortega, presidenta del Consejo General de la Abogacía Española y presidenta de la Unión Profesional. Ortega ha impartido la conferencia ‘Los estudiantes ante su futuro profesional’ en el marco de las Jornadas de la Unión Profesional de la Provincia de Almería organizadas por el Vicerrectorado de Postgrado, Empleabilidad y Relaciones con Empresas e Instituciones.
El acto ha contado con la presencia del vicerrector, Juan García, el decano de la Facultad de Derecho, Luis Gómez Amigo y Jesús Lara Crespo-López, presidente del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Almería.
Victoria Ortega ha sido sincera con su primer mensaje: “El futuro profesional se presenta complicado. Todos sabemos que estamos viviendo un momento socioeconómico complejo, un tiempo además de transformación en todos los ámbitos, no solo tecnológico”. Pese a ello cree que esta situación presenta grandes oportunidades. “Creo que el mensaje debe ser optimista porque precisamente por ser tiempos complejos son tiempos apasionantes en los cuales se puede trabajar mucho y muy bien.”
En este sentido ha animado a los estudiantes a que vean “una oportunidad de futuro abierta, en la que se puede trabajar”. También les ha hablado “de lo que son las profesiones, pero en concreto de lo que es ser profesional, que es lo que más les puede interesar porque ahí está su futuro laboral”.
Por último, ha ofrecido los asistentes las claves para ser profesional. “Tiene tres factores: la independencia de criterio- que es fundamental-; un ámbito de responsabilidad -que se va a basar en una exigencia de formación continua porque es estrictamente necesaria-, un control deontológico -que evite actuaciones muy negativas- y, por último, compromiso social, porque cualquier profesional trabaja para la ciudadanía”.