María José Jiménez, catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Granada, ha participado en la UAL en una jornada de debate sobre violencia de género que ha contado también con la participación de Alicia Cebada, directora del Gabinete de la Presidencia del Consejo de Estado.
Continúa desarrollándose en la Universidad de Almería el calendario de actividades organizado el Vicerrectorado de Estudiantes, Igualdad e Inclusión con motivo del Día Internacional contra la Violencia de Género. Este lunes se ha desarrollado la ‘Jornada de debate sobre la protección de la mujer frente a la violencia por razón de género: una lucha a escala internacional, europea y española’ que ha invitado a María José Jiménez, catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Granada y a Alicia Cebada, directora del Gabinete de la Presidencia del Consejo de Estado. También ha participado Eva Díez, directora de la Unidad de Igualdad de género de la UAL.
En su ponencia ‘Las mujeres ante el Derecho Penal: de la discriminación a la protección espacial’, María José Jiménez, ha puesto sobre la mesa cuáles fueron las principales discriminaciones legales en materia de familia que han sufrido las mujeres. “Por ejemplo, una mujer no podía comprar sin una licencia marital, ni abrir una cuenta bancaria, ni ninguna actividad normal. La mayoría de edad era de 23 años, pero la mujer no podía salir del domicilio familiar hasta los 25 y si lo hacía era para casarse o para meterse a monja. Había una serie de discriminaciones aberrantes”.
Esas discriminaciones se reflejan en el Derecho Penal, porque “ese patriarcado, ese sometimiento de la mujer, queda recogido en una serie de delitos que reflejan perfectamente la situación de discriminación que vivía la mujer. Hago un recorrido por esa etapa para ver cómo estábamos las mujeres y luego una transición por los diferentes momentos en que la legislación civil va cambiando, también la penal, hasta llegar el momento actual”. A lo largo de su ponencia Jiménez, ha puesto de manifiesto que hay dos formas de romper con esa discriminación, derogando los delitos que existían u ofreciendo una protección reforzada a la mujer en materia de violencia. “Es lo que sucede a partir de un determinado momento en la ley española hasta llegar a la ley de 2004 contra la violencia de género”.
El Derecho siempre va a remolque de la sociedad, “pero si no reacciona, los cambios sociales no se producen realmente donde importa que es en el reconocimiento jurídico”. Jiménez señala que con el fin de la dictadura y la aprobación de la Constitución comienza el cambio, “siendo fundamental la modificación del Código Civil”. También se ha referido al origen de la violencia de género. “En la época franquista existía un deber de obediencia de la mujer a su marido, de manera que si la mujer no obedecía el marido no solo tenía derecho a recriminarla de cualquier forma sino que tenía la obligación de hacerlo y si no lo hacía quedaba mal ante la sociedad, y justo ese es el origen de la violencia de género”.
En cuanto al futuro, indica que queda mucho por hacer. “No pude ser que en el siglo XXI tengamos que estar luchando y poniendo de relieve que las mujeres somos iguales. Si todavía tenemos que estar luchando por eso, es que queda mucho. Se ha avanzado, pero hay que seguir trabajando”.
Por su parte, Alicia Cebada ha tratado los avances y desafíos que se presentan para la agenda Mujeres Paz y Seguridad en los procesos de paz. “La mujer debe jugar un papel fundamental en la configuración de la paz, pero en la realidad no ocurre así, hay unas cifras muy significativas de su participación en los procesos de paz. Por ejemplo, solo el 2 por ciento de los mediadores y el 5 por ciento de los negociadores de paz son mujeres”. Una cifra insignificante cuando sufren los conflictos armados igual que los hombres y “tienen el derecho a participar en la toma de decisiones y decidir en qué condiciones se va a reconstruir la paz y los estados que están sometidos a conflictos”. Cebada también ha hablado de su protección, “porque las mujeres sufren consecuencias de los conflictos como por ejemplo la violencia sexual”.