Puesta en servicio el pasado 24 de octubre, haciéndolo coincidir con el Día Mundial de las Bibliotecas, se inaugura oficialmente tras tres meses de éxito en su implantación paulatina en la sociedad, siendo importante la colaboración del equipo bibliotecario de la Universidad de Almería.
Primero se puso en funcionamiento y después ha sido inaugurada, tras un periodo de rodaje de un trimestre. Y es que la apertura de puertas e inicio de servicios se produjo el pasado día 24 de octubre de 2019, mientras que el acto oficial del Ayuntamiento de Almería, titular de esta modélica instalación, se ha producido en este lunes 27 de enero entre la emoción de la familia y con la participación de la UAL. En la ‘bienvenida’ a la Biblioteca Central ‘José María Artero’ ha estado Carmelo Rodríguez, que ha expresado su satisfacción.
El rector de la Universidad de Almería, Carmelo Rodríguez, ha insistido en que hoy es un gran día porque los almerienses cuentan con una “una biblioteca moderna, al máximo nivel de vanguardia. Creo que pocas bibliotecas, no solo de España sino de Europa, van a ser tan modernas como esta”. Además, ha destacado que desde la Universidad están encantados de colaborar en este proyecto porque uno de sus objetivos es acercarse a la sociedad. “Nosotros, que tenemos la experiencia de ofrecer este servicio 24 horas durante muchos años, constatamos que es una necesidad de primerísimo orden. Los estudiantes, los opositores y los ciudadanos en general quieren aprovechar las horas fuera de los horarios habituales y es fundamental dar este servicio”.
Por su parte, el alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco, ha manifestado que “responde a una demanda sostenida en el tiempo y que en modo alguno debe ser entendida como logro personal o político, sino como una aportación al bien común, un servicio objetivamente bueno para todos los almerienses, que a todos nos sirve y que a todos nos enriquece”. En esa línea, ha definido este momento como la celebración de “la vigencia de ese territorio común de la inteligencia, que es el conocimiento”. Sus palabras han ido más allá: “No hemos diseñado esta biblioteca como simple espacio para leer, para ver o para escuchar; está pensada para ofrecer esa dimensión real del conocimiento, que es la capacidad de compartir percepciones, de descubrir autores, de ampliar perspectivas, de conocer diferentes puntos de vista, tres caminos que convergen en la siempre deslumbrante posibilidad de acrecentar el horizonte de nuestro aprendizaje”.
El primer edil ha ensalzado el papel de la UAL: “Eso lo saben muy bien en el centro de docencia referente de nuestra provincia, la queridísima Universidad de Almería, cuya colaboración y consejo han resultado determinantes en el diseño y la configuración de este espacio, una colaboración por la que yo quiero tener palabras expresas de agradecimiento para todo el claustro universitario, por supuesto para el equipo de la biblioteca Nicolás Salmerón y, por supuesto, para el rector; sin vosotros no habría sido posible”.
La Biblioteca cuenta con un amplio catálogo de servicios disponibles y en funcionamiento para toda la provincia y “para todas las personas sea cual sea su capacidad”, parafraseando a Borges, como también ha hecho en su intervención una de las nietas de José María Artero, todo un alegato a los libros: “Siempre imaginé el paraíso como una especie de biblioteca, que pensaba Borges, abrid escuelas y se cerrarán cárceles, que decía Concepción Arenal; la máquina del tiempo ya está inventada, y es el libro; con él podemos dialogar con Cervantes, Rosalía de Castro, Lope, o sor Juana Inés de la Cruz; los libros, afirma Emilio Lledó, te dan felicidad además de la libertad y soledad necesarias para entender el mundo; y no solo para viajar en el tiempo, sino también en el espacio, sirven para escapar de encierros, exilios o enfermedades, se convierten en refugio, intemperie u hogar necesarios”.
Por último, la familia ha donado un ejemplar de la Constitución, perteneciente a una edición exclusiva de ocho ejemplares. Se imprimió página a página, porque la tipografía no daba para hacer el libro entero, se montaba la página, se hacía una prueba y de la imprenta se la llevaban a mi padre para que la corrigiera; cuando le daba el visto bueno, se imprimía y se desmontaba la tipografía para montar la de la siguiente página”, ha explicado. Una obra muy exclusiva de José María Artero que no puede estar en otro sitio mejor que en la biblioteca que lleva su nombre.