Tendrá una vigencia de cuatro años y su objetivo es establecer unos cauces para poder desarrollar las tareas que son propias del ámbito diocesano de la Iglesia Católica en la provincia de Almería, siempre dentro de la colaboración y respeto a la institución universitaria.
Este lunes, 10 de abril, la Universidad de Almería ha firmado un protocolo general de actuación con la Delegación episcopal para la cultura y la pastoral universitaria de la Diócesis de Almería.
El convenio, que ha sido rubricado por el rector de la UAL, Carmelo Rodríguez, y el obispo de la Diócesis de Almería, Antonio Gómez, cuenta con una duración de cuatro años, prorrogables por otros tantos más, si ambas partes estuvieran de acuerdo.
El protocolo de actuación establece unos cauces para poder desarrollar las tareas que son propias del ámbito diocesano de la Iglesia Católica en la provincia de Almería, siempre “dentro de la colaboración y respeto a esta institución universitaria, donde queremos aportar nuestra dimensión creyente junto a nuestro ser universitarios”.
Para el desarrollo de cada colaboración concreta se firmará un convenio específico, que establecerá los objetivos perseguidos, las obligaciones de las partes.
A través de este convenio ambas instituciones se muestran de acuerdo en la importancia del hecho religioso en el ámbito de la educación superior, ámbito en el que ejerce sus funciones la Universidad en la sociedad actual y en el que la Iglesia Católica tiene especial interés dentro del marco del diálogo ‘Fe y Cultura’, del diálogo interreligioso en la provincia de Almería, así como en el campo de la formación integral de las personas.
Además, reconocen en concreto, la gran utilidad que la religión, la cultura religiosa y la teología pueden tener en su diálogo con las diversas ciencias para la asistencia complementaria cultural y social de los miembros de la comunidad.
Con la firma de este protocolo, la Diócesis de Almería pretende dialogar y colaborar con todos los miembros de la comunidad universitaria “que están interesados en la promoción del hombre y el desarrollo cultural de los pueblos, mostrando la razonabilidad de la fe, procurando a toda actividad humana un sentido más profundo que el mero utilitarismo, favoreciendo todo lo que contribuye a la dignidad de la persona humana”.