La nueva cita del Ciclo ‘Migraciones S-N’ ha abordado la situación legislativa y social a nivel internacional del colectivo LGTBIQ+, profundizando en las leyes discriminatorias y represivas que aún existen en algunos países donde se criminaliza a las personas LGTBIQ+ y cómo estas leyes repercute en la LGTBIfobia de la propia sociedad del país.
Esta tarde se ha celebrado en el campus de la Universidad de Almería una nueva cita del Ciclo ‘Migraciones S-N’ con la ponencia de ‘Migraciones LGTBIQ+’, en la que se ha abordado la situación legislativa y social a nivel internacional del colectivo. Desde estas perspectivas las ponentes, Luz García, de Almería con Orgullo, y Julia García, abogada experta el Derechos Humanos, han mostrado las leyes que aún existen en algunos países donde se criminaliza al colectivo y como estas mismas leyes hacen que la propia sociedad del país contribuya a esta discriminación.
La actividad, dinamizada por ‘Almería con Orgullo’, ha ofrecido la visión del proceso migratorio al que tienen que recurrir las personas migrantes del colectivo para poder huir de este tipo de situaciones en sus países de origen, tratando de llegar a países más seguros para ellas. Así como, las situaciones que encuentran una vez llegan a España y la realidad de los recursos de los que pueden disponer una vez aquí.
“Muchas personas migrantes del colectivo, tanto en sus países de origen como una vez llegados a Europa, deciden no revelar su realidad para evitar posibles discriminaciones”, ha explicado Luz García. Pese a carecer de datos estadísticos, la realidad es que son millones de personas las que padecen esta discriminación que se extiende a nivel mundial. “Hay un gran número de países donde se nos criminaliza por ley desde varios meses de cárcel hasta penas de muerte. En 30 países se nos puede condenar hasta 8 años de prisión, en 27 pueden llegar a ser estas condenas incluso de cadena perpetua. En 7 países la pena puede llegar a ser de muerte. En países como Nigeria la legislación puede condenarnos a muerte, pero no solo eso, sino que obliga a la población a denunciar cualquier caso de homosexualidad o pueden ser encarcelados por cómplices de estos”.
Esta situación les hace abandonar sus países de origen, que “suele ser siempre en la clandestinidad. Llegan a España de forma irregular y en condiciones infrahumanas”. Y una vez aquí, explica Luz García, “la realidad no mejora mucho, se encuentran en un país donde la mayoría de las veces no entienden el idioma, donde no hay recursos suficientes para ayudarles y donde vuelven a relacionarse en muchas ocasiones con personas de su país de origen por lo que vuelven a esconderse y no poder ser quienes son realmente”.
Revertir esta situación de discriminación que se extiende a nivel mundial requiere de mucho esfuerzo por parte de toda la sociedad. “Habría que realizar un cambio social y en muchas ocasiones legislativo en sus países de origen. Un buen comienzo sería un acercamiento a los gobiernos de estos países para demostrarles que esas leyes ya no tienen sentido y de ahí poder partir para concienciar a la sociedad”.
Sin embargo, el cambio debe ser constante, incluido en países donde no se penaliza a este colectivo ante la amenaza de discursos de odio, apunta Luz García. “En España a día de hoy están aumentando los discursos de odio, no solo hacia el colectivo LGTBIQ+ si no a las personas migrantes. Sería conveniente no seguir dándole más voz a estos discursos y comenzar a combatirlos desde todos los ámbitos posibles. La aprobación de una ley LGTBIQ+ estatal donde se incluyan a las personas migrantes LGTBIQ+ sería un paso a dar muy importante, aunque en el último borrador se quedan fuera parte de sus derechos. También sería muy importante educar a la población en igualdad y respeto hacia el colectivo”.