Subvencionado por el Vicerrectorado de Internacionalización de la Universidad de Almería, con la participación del CEMyRI, La Resistencia, Almería con Orgullo y Alianza por la Solidaridad, tiene como principal objeto ‘promover la reflexión sobre la interacción entre el norte y el sur y las consecuencias de la misma sobre las personas migrantes’.
Este viernes, en sesión vespertina, ha tenido lugar una de las cuatro conferencias que componen el ciclo que lleva por título ‘Migraciones S-N: Migraciones invisibles y derechos humanos’. Está organizado por la Universidad de Almería y cuenta con el patrocinio de su Vicerrectorado de Internacionalización a través de las ayudas destinadas actividades de divulgación y de sensibilización de la cooperación internacional en el campus. Se trata de una acción dentro del Plan Propio de Cooperación Internacional 2021 de la UAL, en el que también han participado el CEMyRI, La Resistencia, Almería con Orgullo y Alianza por la Solidaridad. La protagonista en esta ocasión ha sido la activista almeriense Helena Maleno, perteneciente a la organización ‘Caminando Fronteras’, abordando en la Sala de Conferencias de Ciencias de la Salud la ‘Defensa de los Derechos Humanos en la guerra de las fronteras’.
El ciclo de conferencias está compuesto por cuatro sesiones cuyo objetivo principal es ‘promover la reflexión sobre la interacción que se da entre el norte y el sur, y las consecuencias que implican estas relaciones para las personas que se encuentran en mayor vulnerabilidad, las propias personas migrantes’. En ese contexto, Maleno ha denunciado “la necropolítica en la frontera”, o sea, “las políticas de la muerte que se están aplicando en el control del movimiento de ciertas comunidades que están en un proceso migratorio”. Además, ha abundado en “cómo esas políticas están siendo sustentadas por las inversiones en guerra, es decir, por la militarización de la frontera, por las ‘empresas de la guerra’, y cómo, junto con las políticas de la disuasión, están causando víctimas mortales y están atentando contra los derechos humanos de las personas que transitan por la frontera y sobre todo contra el derecho a la vida”.
Helena Maleno ha desvelado “los instrumentos que utilizan, por ejemplo la externalización de fronteras, que es pagar a terceros países para efectuar este control migratorio”. Ha explicado cómo está afectando esta práctica a los derechos humanos, “pero también a la sociedad de esos terceros países”. Ha hablado del impacto que está teniendo “el uso perverso de la cooperación para el desarrollo”, valorando que “al final lo que consiguen es que las relaciones bilaterales entre países se conviertan en relaciones de chantaje y no en relaciones de solidaridad”. Se ha centrado específicamente “en la violencia que atraviesa a las mujeres y a la infancia migrante”, dando luz también a “los procesos de resistencia, cómo se organizan las familias para buscar a las muertas y a las desaparecidas”. Es interesante conocer también “el papel de las comunidades migrantes, de las organizaciones de personas migrantes” en el “marco de lucha contra el racismo social e institucional, que es el que permite esa necropolítica, el que permite normalizar las muertes en la frontera”.
La conferenciante ha explicado en profundidad esos procesos de resistencia, “sobre todo la lucha de las familias en la búsqueda de la muerta y la desaparecida” y “el trabajo que hacen para el reconocimiento de los derechos incluso de las personas muertas”, así como “el derecho que tiene la familia a los procesos de duelo”. De hecho, “se ha asentado todo un relato que normalizan la muerte en la frontera y las violaciones de derechos humanos”, por lo que ha instado a “aportar un discurso alternativo, construir otro relato”, porque el que está vigente “ni tan siquiera es un relato, es más bien una gramática que se aplica sobre tres palabras: criminalización, victimización e invasión”.
Respecto a los medios de comunicación, según Maleno “han sido desgraciadamente un cooperador necesario en esas políticas de muerte con sus portadas, hablando de invasión, victimizando a las mujeres, negándole los derechos humanos, o criminalización de la adolescencia migrante”. Ha recordado que “todos esos mensajes han sido extendidos desde hace 30 años, siempre necesarios para ocultar la necropolítica, para ocultar este negocio de la frontera y para ir alimentando un racismo institucional y social que permite que se produzca esta serie de vulneraciones de derechos fundamentales”.