La Universidad de Almería crea el grupo de trabajo ‘Ingeniería, género y vocación’ para luchar contra los estereotipos y ofrece como actividad inicial una conferencia a cargo de la divulgadora científica Marta Macho Stadler titulada ‘Mujeres e ingeniería, ¿la educación funciona?’.
Una serie de interrogantes de inicio han tenido respuesta durante la charla ofrecida por una mujer de reconocido prestigio nacional en la divulgación científica y que ha querido ser presentada como “profesora”, ya que la docencia es su gran pasión. Es Marta Macho, quien ha resumido toda su intervención en que sigue existiendo una “falta de respeto a la mujer”. Ella ha iniciado la amplia serie de acciones planificadas por la Universidad de Almería “para despertar las vocaciones científicas en las chicas”, tal y como ha apuntado Maribel Ramírez, la delegada del rector para la Igualdad: “Es necesario insistir en Ingeniería y Arquitectura, ramas en las que existe una gran preocupación en toda Europa porque no hay apenas mujeres”.
Para ello la UAL ha creado un grupo de trabajo que se llama ‘Ingeniería, género y vocación’, con el que se canalizarán “jornadas en el campus universitario y charlas en los centros de secundaria impartidas por profesores de la Universidad para ver si entre todos podemos despertar realmente esas vocaciones”. Los datos son alarmantes cuando se comprueba que “solo un 25% de personas matriculadas en carreras tecnológicas y de ingeniería son mujeres, y los estereotipos influyen en ello de manera rotunda, sobre todo en la edad de 11 y 12 años”. Ramírez ha explicado que “ahí es donde se pretende incidir con este grupo de trabajo”, cuya importancia ha venido a ratificar Marta Macho cuando ha aseverado que “es un problema fundamentalmente de estereotipos”.
Esta profesora de la Universidad del País Vasco – Euskal Herriko Unibertsitatea ha realizado un recorrido desde la infancia para establecer las claves: “Cuando una niña o una joven se plantea qué carrera quiere cursar, seguramente ni se le ocurre una vinculada con la ingeniería o con la tecnología, porque ya desde los 6 años las niñas piensan que son menos inteligentes que sus compañeros varones”. Ha añadido que “ellas piensan que son más trabajadoras, pero que la inteligencia es una cosa masculina”. El pensamiento de la sociedad en general ha influido en esa toma de decisiones: “La gente común las percibe como carreras vinculadas a algún tipo de genialidad, con la inteligencia un poco diferente, y esos dones y cualidades se vinculan a los hombres”. Eso hay que romperlo: “El talento no es ni masculino ni femenino”.
No hay una igualdad real, porque “muchas jóvenes, desde mucho antes de elegir la carrera, ya han abandonado la ciencia, las ingenierías y la tecnología como algo asequible para ellas y se dedican directamente a otras cosas influidas por estereotipos”. Esto sucede incluso por lo que Macho ha llamado “afán paternalista” y de protección de las propias familias, y todo desemboca en que pese a que se crea que se elige en libertad, realmente se vive “el espejismo de la igualdad, que está haciendo que las mujeres estén muy estancadas”. De manera sutil e imperceptible, “se empuja a las mujeres hacia otras disciplinas”, lo que es un grave peligro: “Yo lanzo un mensaje de igualdad sabiendo que el futuro es tecnológico, y que si las mujeres no accedemos a las carreras tecnológicas, se va a producir de nuevo una brecha salarial terrible para las mujeres”.