El campus cuenta con 14 desfibriladores y personal con formación especializada en su uso, reforzando la seguridad de toda la comunidad universitaria. Las técnicas básicas de reanimación cardiopulmonar realizadas en los primeros 3 o 4 minutos pueden aumentar las posibilidades de supervivencia en más del 50% de los afectados
La Universidad de Almería ha renovado su acreditación como Zona Cardioasegurada por parte del Centro de Emergencias Sanitarias 061, un reconocimiento que confirma el compromiso del campus con la seguridad y la salud de su comunidad. La certificación se ha logrado tras verificar que la UAL cumple con los rigurosos requisitos necesarios para actuar de manera eficaz ante una parada cardiorrespiratoria.
La UAL cuenta con 14 desfibriladores externos automatizados (DEA), estratégicamente distribuidos en distintos puntos del campus como son el Centro Deportivo, el Edificio CAE, el Pabellón Deportivo, el CITIC, el CITE 3, la Biblioteca, el Edificio C de Humanidades, el Aulario 1, el Edificio Central, el Cite V, el Edificio de Ciencias de la Salud, vehículo del servicio de seguridad y el Edificio de Gobierno. “Es una renovación de la acreditación que se consiguió en 2023 y significa que contamos con el número necesario de desfibriladores para salvar vidas, y que estos están situados en los lugares adecuados para aplicar las técnicas básicas de reanimación cardiopulmonar, vitales en los primeros tres o cuatro minutos, lo que puede aumentar las posibilidades de supervivencia de las víctimas en más del cincuenta por ciento”, ha explicado Gabriel Aguilera Manrique, vicerrector de Sostenibilidad, Salud y Deportes. Asimismo, ha agradecido al servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la UAL todo su trabajo y dedicación para conseguir la renovación de esta acreditación.
La acreditación no solo se basa en la disponibilidad de equipos, sino también en el plan de formación y mantenimiento que se ha implementado. La universidad imparte formación continua a su personal, especialmente a aquellos en conserjerías y otros puestos clave, para que puedan actuar de forma rápida y efectiva. Este plan de formación se irá extendiendo progresivamente a más trabajadores.
La UAL cumple con los requisitos contenidos en la orden de 4 de junio de 2013 (BOJA 113/2013) como son tener instalados y operativos desfibriladores externos automatizados en sus instalaciones, en un número suficiente y en la ubicación adecuada, de forma que se posibilite que al menos al 75% de las potenciales personas usuarias de dichas instalaciones se les pueda aplicar la desfibrilación en un tiempo no superior a 3 minutos. Los desfibriladores deben estar inscritos en el Registro Andaluz de Desfibriladores Externos Automatizados (Decreto22/2012 de 14 de febrero) de la Consejería de Salud.
Otros de los requisitos para obtener esta renovación son haber impartido un plan de formación para sus profesionales por parte de instructores/instructoras en Soporte Vital Básico y Desfibrilación Externa Semiautomática y tener diseñado un adecuado plan de mantenimiento de los desfibriladores instalados, conforme a sus especificaciones técnicas y recomendaciones del fabricante.
Las enfermedades cardiovasculares representan una importante causa de muerte en el mundo occidental y, entre ellas, ocupa un lugar destacado la muerte súbita cardiaca, que suele ocurrir, de manera mayoritaria, fuera del entorno hospitalario. La correcta atención a la parada cardiorrespiratoria consiste en la aplicación precoz de una serie de acciones conocidas como ‘cadena de supervivencia’, que incluye, por este orden, el reconocimiento de la situación y activación del sistema de emergencias sanitarias, el inicio inmediato de las maniobras de soporte vital básico, la desfibrilación eléctrica precoz y la rápida instauración de las técnicas de soporte vital avanzado.
Desde los centros del 061, ante una situación de sospecha de parada cardiorrespiratoria, se anima y se explica a quienes alertan cómo deben realizar estas maniobras básicas mientras que llegan los equipos de emergencias al lugar del suceso, dado que está demostrado que aplicar estas técnicas, a pesar de que quien las haga no tenga los conocimientos previos en primeros auxilios, ayuda a muchos pacientes.
Los cinco minutos posteriores a una parada cardiorrespiratoria son claves para el afectado y, por ello, es fundamental que la persona que tiene el contacto inicial actúe de forma inmediata, alertando a los equipos de emergencias sanitarias y aplicando entre tanto técnicas de reanimación básicas, como la ventilación boca a boca y el masaje cardiaco externo. La disponibilidad de un equipo de desfibrilación eléctrica precoz, que puede ser utilizado por personal ajeno a la profesión sanitaria con la realización de un curso básico de entrenamiento, añade el recurso más eficaz para restablecer el ritmo cardiaco viable y reducir al máximo el riesgo de muerte. La supervivencia de muchas de las víctimas depende de que se apliquen las técnicas básicas de reanimación cardiopulmonar en los primeros 3 o 4 minutos, lo que puede aumentar las posibilidades de supervivencia en más del 50% de los afectados.