Esta nueva cita con la divulgación científica, organizada por la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Almería, ha tenido como protagonista a Pilar Mateo Herrero, doctora en Química, presidenta de la empresa INESFLY CORPORATION y presidenta del Movimiento de Mujeres Indígenas del Mundo, con la conferencia ‘La Química en la lucha vectorial contra las enfermedades endémicas asociadas a la pobreza: una experiencia personal’.
Existen enfermedades que están muy vinculadas a la pobreza y que padecen cientos de millones de personas en todo el mundo. De los avances logrados con la aplicación de nuevas tecnologías para luchar contra ellas, y de su experiencia personal en este campo, ha hablado Pilar Mateo Herrero, doctora en Química, presidenta de la empresa INESFLY CORPORATIONypresidentadel Movimiento de Mujeres Indígenas del Mundo, en una nueva cita de los Viernes Científicos. Esta actividad de divulgación científica organizada por la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Almería ha llegado a su novésima tercera edición.
En su ponencia ‘La Química en la lucha vectorial contra las enfermedades endémicas asociadas a la pobreza: una experiencia personal’, Pilar Mateo ha explicado la tecnología que ha desarrollado capaz de controlar vectores que transmiten enfermedades muy vinculadas con la pobreza, y de su experiencia personal, al haber vivido en diversos países de América Latina y África, combatiendo dichas enfermedades. “La idea es explicar lo que me ha condicionado a vincular mis conocimientos científicos primero con las enfermedades endémicas y, luego, con la otra cruz de esta moneda, que es la pobreza». También ha explicado la frontera que separa el mundo de la ciencia de la realidad de la pobreza.
Lleva años impulsando ‘la ciencia que abraza’, una metáfora. “La ciencia que abraza habla de esta cercanía, de esa necesidad que tienen muchas personas en el mundo de que se les escuche, se les entienda y a ser posible que se les ayude». Su tecnología en forma de pintura microencapsulada le facilitó participar en diversos proyectos de lucha contra vectores que transmiten enfermedades endémicas. “Y eso me abrió los ojos a la necesidad de vivir esa cercanía con la gente y me gustaría pensar que muchos estudiantes que me escuchen, vean que hay muchas cosas que los científicos podemos cambiar en el mundo y buscar un acercamiento entre el norte y el sur precisamente a través del conocimiento».
Esta tecnología que ha conseguido desarrollar se basa en la microencapsulación. “Es una tecnología que permite aplicar los principios activos a diferentes tipos de materiales, proporcionándoles funcionalidades específicas como la liberación progresiva y eficiente. Esto facilita garantizar su funcionalidad a lo largo del tiempo, así como el anclaje del activo en la superficie de aplicación».
Una de las formas más adecuadas para erradicar enfermedades transmitidas por insectos es el control de los mismos. Pilar Mateo ha explicado que el método comúnmente empleado para el control de estos insectos es el tratamiento con insecticidas convencionales, que tienen un riesgo por su elevada toxicidad para mamíferos y por su escasa persistencia, lo que obliga a continuas aplicaciones, creando también graves problemas de resistencia. “Nuestras microcápsulas se hacen en biololimeros acuosos y una matriz activa de pigmentos y cargas, como carbonato cálcico. Estas microcápsulas proporcionan una liberación gradual y lenta de los activos aumentando la persistencia y siendo segura para personas y animales».
Dependiendo de la legislación del país donde traten la enfermedad o del problema de resistencia que exista, estos activos microencapsulados pueden ser biocides, reguladores de la hormona juvenil de crecimiento de los insectos, inhibidores de la síntesis de quinta o productos naturales.
La doctora en Química asegura que existen muchas enfermedades vinculadas directa o indirectamente a la pobreza. “Me dedico y conozco de cerca las enfermedades endémicas transmitidas por vectores (insectos, sobre todo mosquitos), como son el mal de Chagas, el dengue, zika, chincungunya, malaria y leishmaniasis. Esas son las principales enfermedades y representan más del 90 por ciento del total de las enfermedades. Cientos de millones de personas viven en casas donde las condiciones de higiene son tan precarias que parecen museos entomológicos por la cantidad de insectos que moran en ellos».
Sobre su experiencia, ha explicado que en 1998 un médico boliviano, que había oído hablar de su tecnología, le pidió ayuda para combatir los triatominos que transmiten el mal de Chagas. Es un chinche hematófago que ataca por las noches cuando la gente duerme. Allí se conoce como vinchuca. Con la picadura introduce un parásito (el tripanosoma cruci) que, con el tiempo, acaba generando la muerte del enfermo atacando el corazón y el estómago. En zonas rurales indígenas casi todo el mundo sufría la enfermedad. Pilar Mateo estuvo varios años colaborando con ellos, pintando casas en la zona del Chaco boliviano. Como los resultados fueron muy buenos, científicos de otras partes del mundo empezaron a pedirle apoyo para otros proyectos. Primero, para el control del mosquito transmisor de la malaria en África. Años después llegó el Aedes transmisor del dengue. “La OMS me pidió colaboración para el control del mosquito transmisor de la Leishmaniasis en Asia, y así sucesivamente me he ido involucrando con comunidades vulnerables. Al identificar esta situación de crisis sanitaria, con su situación de vulneración económica, empecé a diseñar proyectos sociales que pudieran servir para corregir en parte estas situaciones».
A través del relato de su experiencia profesional y personal, Pilar Mateo ha lanzado un mensaje a los estudiantes que han escuchado su charla: “Que perseveren en su idea de aprender y de dedicarse a la tarea de la investigación en las áreas que les gusten. Aunque parezca un camino difícil, sembrado de curvas, el mundo científico es muy gratificante y tiene una función social enorme». Y ha añadido que “una de las cosas buenas que ha traído este virus actual ha sido despertar en la sociedad la necesidad de contar con personas capaces de desarrollar medicamentos y vacunas. Ahora los científicos se han puesto de moda y tienen una imagen en la sociedad que antes había desaparecido».