Concluye este jueves el curso de verano de la Universidad de Almería ‘Introducción a la arqueología subacuática’ que ha tenido, entre otros protagonistas, a Javier Rodríguez, director de Proyectos del Instituto Balear de Estudios en Arqueología Marítima.
La mitad de nuestra historia se encuentra sumergida en las profundidades marinas. De la arqueología subacuática depende que salgan a la luz los yacimientos que allí se encuentran para que podamos entender nuestro pasado. Durante tres días, los participantes del curso de verano de la Universidad de Almería ‘Introducción a la arqueología subacuática’ han podido conocer en detalle cómo se trabaja en estos yacimientos sumergidos, qué técnicas y herramientas se utilizan, y cuáles son los retos a los que se enfrenta esta disciplina.
Pero, además, este último día han podido sumergirse en las aguas de Roquetas de Mar y hacer una práctica de campo buceando por la prolongación del yacimiento de Turaniana, que se encuentra bajo el mar.
Uno de los expertos participantes ha sido Javier Rodríguez, director de Proyectos del Instituto Balear de Estudios en Arqueología Marítima, quien ha ayudado a los estudiantes a que conozcan el papel de la fotografía y las nuevas tecnologías en la arqueología subacuática ante los retos que tendrá que afrontar en los próximos años.


“La fotografía como disciplina científica dentro de la arqueología subacuática y su relevancia dentro de un proyecto científico juega un papel básico porque el papel de un documentalista dentro de un proyecto arqueológico, más si cabe si es subacuático, es fundamental. Será a través de sus fotografías y de su documentación gráfica (que también incluye el vídeo) como se hará toda la valoración de los resultados del proyecto, pero también todas las tareas de difusión y divulgación al público general, y al científico. Al final, cuando terminamos un proyecto científico, con lo que nos quedamos es con todo lo recabado y compartimos con la sociedad. Y vivimos en una sociedad digital, muy vinculada a la imagen”.
Rodríguez también ha hablado de la fotogrametría, “un proceso que nos sirve para hacer planimetrías muy ajustadas, perfectamente escaladas, con una precisión milimétrica que nos permite trabajar con yacimientos subacuáticos, fuera del agua, en un laboratorio a través de una imagen”.
La costa española está plagada de yacimientos. “España es uno de los países a nivel mundial con mayor volumen de patrimonio arqueológico, no sólo terrestre, sino también subacuático. Toda nuestra costa prácticamente da al Mediterráneo, un mar que durante más de 6.000 años ha transportado ideas, avances, guerras, conflictos religiosos, etc. Todo esto está reflejado en los yacimientos subacuáticos”.
Con este gran patrimonio es importante afrontar con éxito los retos a los que se enfrenta la arqueología subacuática. “Son muchos, pero los voy a simplificar en dos: los yacimientos a grandes profundidades y a baja profundidad. Es decir, cómo trabajamos en esos dos ambientes tan diferentes. A poca profundidad, estamos viendo cómo el cambio climático, con la asiduidad de las Danas, está relevando yacimientos subacuáticos que desconocíamos a muy baja profundidad. Vamos a ver cómo trabajamos a un metro o dos de profundidad”. Y, por otro lado, “tenemos fenómenos como la pesca de arrastre u obras civiles, como la instalación de cables de fibra óptica u oleoductos, que se están encontrando yacimientos que se encuentran por debajo de los 50 metros de profundidad. Cómo los localizamos, cómo bajamos, cómo trabajamos a esa profundidad o cómo las nuevas tecnologías nos pueden ayudar a proteger estos yacimientos son los temas que he ido abordando durante el curso”.