Unen fuerzas las dos delegaciones del rector para la Igualdad y para la Atención a la Diversidad Funcional, junto con el Instituto Andaluz de la Mujer y con la colaboración de ASALSIDO, para darle visibilidad a la realidad de doble vulnerabilidad por violencia de género y diversidad funcional.
Uno de los puntos fuertes del programa de la Semana de la Discapacidad 2017 ha sido la Jornada ‘Mirada de igualdad en la diversidad funcional’, dedicado a la violencia sobre la mujer con discapacidad. Existe discriminación hacia la mujer y existe discriminación hacia las personas con discapacidad, por lo que es obligado detenerse en qué ocurre cuando se es mujer con discapacidad. Pilar Sánchez, delegada del rector para la Atención a la Diversidad Funcional, ha sumado fuerzas: “Parte de nuestro trabajo es colaborar con otros órganos de la Universidad de Almería, como Atención Psicológica o Igualdad, y juntos se ha logrado que tenga presencia un colectivo prácticamente invisible como el de las mujeres con diversidad funcional”.
En ese sentido, Sánchez ha reivindicado que “debe producirse un fomento de la investigación en este campo, ya que está desatendido por la comunidad científica, intensificarse los esfuerzos para la investigación de la mujer con diversidad funcional”. Se dan muchas clases de apoyos, “pedagógico o psicológico, pero hay todo tipo de situaciones y se es consciente de la dificultad de visualización de este colectivo”. La delegada del rector para la Igualdad, Maribel Ramírez, ha aplaudido la iniciativa y ha dibujado el panorama actual: “Yo, como matemática que soy, sé que los datos no engañan, y dicen que hay más de medio millón de personas discapacitadas en Andalucía, de las que el 49,4% son mujeres, y cuando se habla de tasas de empleo, que ya de por sí son inferiores en las mujeres, al tener diversidad funcional aumenta mucho más la desigualdad”.
Sobre la cuestión de la empleabilidad precisamente ha hablado en la inauguración de las jornadas Francisca Serrano, coordinadora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer: “Se analiza aquí la doble discriminación que las mujeres con diferentes diversidades funcionales sufren, por un lado por el hecho de sufrirlas, y por otro lado por el hecho de ser mujeres, y está claro que el empleo dignifica a las personas, nos hace independientes económicamente, estando comprobado que una mujer en una situación de violencia puede salir y recuperarse de esa situación con un trabajo, y que las mujeres con diversidad funcional tienen más dificultades a la hora de acceder al empleo”. Serrano ha introducido otro asunto clave: “Cuando paseamos por nuestraciudad, vemos a las personas con diversidad funcional siempre acompañadas, nunca solas, no las vemos con una vida normalizada, y por lo tanto cabe un llamamiento para una sociedad igualitaria, democrática y justa en la que la inclusión sea uno de los servicios esenciales”.
Ese hilo de la autonomía que necesita este colectivo ha sido el elegido por Enriqueta Martín, la coordinadora de Programas de Adultos de ASALSIDO: “Parece que las personas con alguna diversidad funcional intelectual no tienen violencia o no entran en ese círculo, y sí que existe y hay que ponerlo de manifestó, que se conozca su realidad y que empecemos a aceptarlas como personas de pleno derecho en esta sociedad, como cualquier otro ciudadano, que se veala marginación en empleo”. Martín ha sido rotunda en su exposición: “La sociedad no deja a los discapacitados intelectuales mostrar su aspecto de personas, siempre son los eternos niños y como tal se les trata tengan la edad que tengan, y para mí es una violencia muy fuerte, la cual tenemos que eliminar”.
El eje central de la charla ha correspondido a la feminista y psicóloga Mari Carmen Plaza, que es directora del Centro de Día para Personas Mayores en Situación de Dependencia, con una charla en la Sala de Grados de la Escuela Superior de Ingeniería. Como profesional que atiende a los usuarios, su intervención ha tenido mucho que ver con la idea expresada previamente por Francisca Serrano: “La importancia de la formación hacia los profesionales para que esa atención en todos los ámbitos, ya sea en el empleo, ya sea en la atención directa si son víctimas de violencia de género, la sanitaria… sea con la idea clara de que la persona a la que estamos escuchando tiene una diversidad, una capacidad diferente, pero por ello no tiene menos credibilidad”. El objetivo final es una sensibilización general que incluso rebaje la sobreprotección en los ámbitos familiares.