El catedrático Nicolás Olea advierte en los Cursos de Verano de la UAL de que “la Agencia Europea de Compuestos Químicos y Mezclas reconoce más de 245.000 sustancias químicas de síntesis en el mercado, con un importante precio para la salud”, detallando que “los disruptores endocrinos provocan un aumento de enfermedades de causa hormonal”
Sobre la mesa, “la prevalencia de obesidad, diabetes, problemas tiroideos, infertilidad y cáncer en órganos dependientes de las hormonas, como mama y próstata”. Nicolás Olea, catedrático en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada, médico en el Hospital Clínico Universitario de Granada y uno de los especialistas de mayor prestigio en el vínculo entre medio ambiente y salud humana, ha sido muy rotundo en su participación en el curso de verano ‘Salud ambiental: abordaje clínico del exposoma’. Precisamente su relevancia internacional ha hecho que intervenga on-line, al encontrarse en Cali, Colombia, para ofrecer unas conferencias en el ‘Summit Regeneradores’ (The Nature Conservancy), un foro para América Latina de sostenibilidad y prácticas agrícolas y ganaderas.
En todo caso, no quería dejar pasar la oportunidad de sumar su conocimiento a una iniciativa muy necesaria en nuestro país, como ha sido este seminario estival que ha cruzado las múltiples disciplinas que tienen que ver con el exposoma, dejando un reguero de advertencias y consejos de extraordinario valor para la población. Ha comenzado con una contextualización básica desde la que se levantan sus argumentos: “Hemos cambiado el medio ambiente en el que se desarrolla la vida de las personas de forma tan severa como nunca antes había ocurrido”. Inmersos en una situación de “incorporación a partir de los años sesenta del siglo pasado de los derivados del petróleo y del gas natural, como en plásticos, textiles, utensilios, elementos de construcción, pesticidas, detergentes, cosméticos…”, hay que entrar a la acción, ya que “han contribuido aparentemente a mejorar nuestras vidas, pero también esto ha propiciado la exposición humana a compuestos químicos de síntesis nunca antes conocidos”.
Con un dato alarmante, “la Agencia Europea de Compuestos Químicos y Mezclas reconoce mas de 245.000 sustancias químicas de síntesis en el mercado”, la reflexión sobre es clara: “Creemos firmemente que la adaptación a este nuevo universo químico tiene un importante precio en salud”. En ese sentido, “los estudios de biomonitorización que miden la presencia de algunas de estas sustancias en la orina o la sangre de la población general demuestran la enorme extensión de la exposición”. Removiendo conciencia social, “nuestra frase lapidaria es ‘todos los niños españoles mean plástico’, de rabiosa actualidad, ya que los componentes de los plásticos están en la orina de toda la población”, ha sentenciado de modo textual, para valorar de seguido que “esto no debería de haber ocurrido”. Y es que ‘los efectos adversos derivados de esta exposición ahora empiezan a verse y comprenderse, por ejemplo, en el aumento de enfermedades de causa hormonal”.
Ha utilizado un tono didáctico y divulgativo para explicar que “muchos de los nuevos contaminantes son ‘disruptores endocrinos’, es decir, que alteran el equilibrio hormonal y contribuyen a ese aumento de padecimientos”. El resumen del listado es el referido anteriormente de obesidad, diabetes, problemas tiroideos, infertilidad y cáncer en mama y próstata, entre otros. Ha ido más lejos al desvelar que “una de nuestras mayores preocupaciones es la exposición materno-infantil y la transmisión de los contaminantes de la madre al hijo durante el embarazo y la lactancia”. Frente a todo esto, “prevenir esta exposición es tarea de todos”, facilitando “recomendaciones sencillas en el día a día, desde disminuir plástico en cocina y en supermercado, a reducir el gasto de ropa que no va a ser reciclada, pasando por controlar la composición de cosméticos y productos de cuidado personal”.


Olea es licenciado en Medicina y Cirugía en el año 1977 y doctor en Medicina por la UGR en 1981, y cuenta, además, con estudios postdoctorales en L’Institut Jules Bordet de Cancerologie Mammaire, de Bruselas. Es líder de un grupo multidisciplinar que estudia el medio ambiente y la salud humana, con especial atención a los contaminantes químicos con actividad hormonal y el cáncer hormonodependiente. Ha organizado las diez conferencias nacionales sobre disrupción endocrina (CONDE) celebradas en España durante los últimos quince años y su relevancia le lleva a ser experto evaluador en los programas de investigación de Dinamarca, Francia y la Unión Europea en disrupción endocrina, y en el Comité de la Unión Europea sobre Riesgos Emergentes (SCENHIR).
Su intervención ha sido precedida por la de Sandra Pereyra Biazzi, odontóloga neurofocal /ambiental en Neo Clinic Barcelona, que ha realizado una llamada de atención sobre su especialidad: “Los odontólogos somos los profesionales de salud que más materiales extraños colocamos en el cuerpo, y es preciso hablar sobre todo del comportamiento biológico de esos materiales, ya que personas que están afectadas a nivel central por diferentes patologías son sensibles a todos estos productos, ya que actúan todos los días y en todo momento”. En ese sentido, ha recordado los porqués: “La saliva está en contacto con todo el sistema digestivo, luego por vía inhalatoria con el sistema respiratorio, y después porque se van depositando en las diferentes capas de tejido del diente o el molar y llegan al paquete vasculonervioso, y ahí la conexión con el sistema circulatorio”. Por ello ha sido del máximo interés exponer en el curso “las características tóxicas de algunos materiales y de la parte inmunológica, donde importa cómo reacciona y cómo es esa parte de la bioquímica del paciente que hace que desarrolle esta sensibilidad adicional a determinados materiales”.
Por su parte, Sonia Hernández-Montaño, arquitecta en el Estudio Arquitectura Sana, ha abundado sobre algo fundamental en el día a día como la ‘Calidad del aire: biohabitabilidad’. Ante todo, ha definido esta propuesta de la UAL como una “píldora” sobre una cuestión de máxima relevancia social: “Se ha evidenciado viendo el ‘feedback’ del alumnado que realmente está surgiendo mucho interés, así que deberá evoluciona a más y lo que sí que es interesante es traerlo a estos cursos de verano, que a lo mejor pueden ser breves, pero son intensos”. La salud ambiental es una cuestión de convergencia multidisciplinar, sumando la arquitectura: “Cada vez hay más evidencia de que nuestro entorno físico, los edificios en los que vivimos o trabajamos, que son donde pasamos más del 90 % del tiempo, tienen un impacto sobre nuestra salud a nivel de enfermedades respiratorias, cardiovasculares, hormonales… y la relación que se analiza desde la evidencia científica se puede llevar después al diseño arquitectónico”.
Ha abogado por que “cuando quieres realizar una reforma a un edificio nuevo, se pueden introducir estos criterios de salud, para finalmente mejorar la calidad de vida de las personas a través de la arquitectura. Su aportación se ha unido a una suma de primas muy interesante: “Las personas asistentes a este curso son profesionales del sector sanitario, y dirás, ‘entonces, qué les interesa la arquitectura’; pues en la arquitectura, sobre el diseño y la construcción los arquitectos somos los que tomamos la decisión, pero a lo largo de la vida útil del edificio son sus habitantes, los gestores de hospitales o de edificios los que deciden, y depende de cómo sea el uso y mantenimiento de ese espacio que puede repercutir positivamente o no sobre la salud de las personas”. Los criterios de diseño que influyen sobre la salud, “que se pueden aplicar desde el diseño arquitectónico o se pueden implementar en la vida útil, son de ventilación, porque hay muchas personas que no saben cómo ventilar o cómo evitar humedades, que están detrás de problemas respiratorios, o son de pautas de vida, con exposición a químicos o con exposición a radiaciones”. Se trata de “qué pautas de vida llevar para mejorar la calidad de vida a través del mantenimiento de su espacio”.