El curso de verano ‘Salud Ambiental: abordaje clínico del exposoma’ muestra el cambio de perspectiva en la investigación de cómo los riesgos ambientales afectan a la salud humana y hace una llamada a la acción: “Desde el mismo momento de la concepción, de la unión de células germinales, ya aparecen las exposiciones”

Durante tres jornadas, de miércoles a viernes, la Universidad de Almería traslada a sus Cursos de Verano una de las cuestiones sobre las que ya viene trabajando desde hace un tiempo y a la que ha dedicado diversas actividades. Dirigido por Lorena Gutiérrez y por Carmen Ruiz, lleva por título ‘Salud ambiental: abordaje clínico del exposoma’. Se trata de una oportunidad única para formar a los profesionales de la salud en la identificación, prevención y manejo de las enfermedades ambientales, cuyo aumento se vincula directamente con las exposiciones químicas, físicas, biológicas…, acumuladas a lo largo de la vida. Su programa aborda temas como toxicidad por metales, disruptores endocrinos, microtoxinas, calidad del aire y campos electromagnéticos, que se consideran críticos en tanto que representan amenazas significativas para la salud pública.

Es básico el enfoque multidisciplinar dado al curso, como ha explicado la propia Carmen Ruiz, presidenta de la Asociación Catalana de Salud Ambiental, de la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña y Baleares, y que, además de ser codirectora, ha sido la primera ponente. Suya ha sido la misión de exponer la ‘Situación actual: desgranando el exposoma’. Ha agradecido que se haya incluido esta cuestión en los Cursos de Verano, “es súper importante dar el conocimiento, y nos gustaría también que fuese en la educación regulada universitaria, pero empezamos con este formado y es muy de agradecer, porque los factores ambientales menos conocidos están determinando y generando muchísimas, muchísimas enfermedades relacionadas con el medio ambiente”. Ante esto “es indispensable traspasar el conocimiento científico a la práctica clínica y a la comunidad para poder hacer prevención primaria, secundaria, terciaria, y manejar la enfermedades más complejas con otras herramientas desde la medicina ambiental”.

Ha definido el contenido del curso como “complejo” ya que “baraja los determinantes biológicos, químicos, físicos, naturales y artificiales, y necesitamos especialistas de todas las áreas para poder dar unos consejos de salud, o de consumo, o saludables, o de estilos de vida saludables, que estén totalmente avalados a nivel científico, y así no seguir cometiendo los mismos errores”. Los ponentes pertenecen a la Sociedad Catalana de Salud Ambiental, que pertenece a la Academia de Ciencias Médicas: “Llevamos ya bastantes años y son de renombre nacional e internacional, de primer nivel”. Para una mejor comprensión de estas exposiciones ambientales múltiples, “aparece un nuevo término, exposoma, en el año 2013, así que se lleva mucho tiempo, y es el conjunto de esas exposiciones a largo de la vida, pero desde el momento de la concepción, o sea, desde el momento en que las dos células germinales se unen, ya aparecen esas exposiciones, y sabemos que esos primeros mil días de la gestación y los primeros dos años de vida son en los que se van a gestar las enfermedades del futuro, y esto lo sabemos desde el año 2012”.

Ruiz ha remarcado que “esas exposiciones son básicas y afectan a toda la población”, punto de partidoa de un curso en el que “se aborda cuáles son esos determinantes, que combinados con nuestro estado de salud, van a generar una serie de relaciones biológicas que van a equilibrarse sin producir ninguna inflamación, o van a romper ese equilibrio y van a generar el inicio de una enfermedad con síntomas menores y luego mayores”. Así, se está explicando “cómo esos determinantes de salud en conjunto, interaccionando con nuestro estado individual, bioquímico y metabólico, generan determinados síntomas y a largo plazo determinadas enfermedades, y toda la evidencia científica que tenemos en base a esto”. En mensaje constructivo, como individuos podemos controlarlo tan solo “volviendo a recuperar el sentido común”. En detalle, “hay muchas cosas que no necesitamos, así que lo primero es reducir lo que introducimos en nuestra vida, es tener estilos de vida saludables que ya conocemos, alimentación no procesada, con productos lo más naturales posibles, con los menos residuos, tomar una agua limpia, no usar en exceso productos en nuestra piel…”.

Ha especificado sobre ello que “todo lo que comemos, respiramos o ponemos sobre nuestra piel pasa a nuestra sangre, y lo que el cuerpo no puede excretar lo va a acumular”. Se trata, fundamentalmente, de “dejar respirar al cuerpo sin cargarlo demasiado con todo lo que nos envuelve, alimentos, agua y todo lo que ponemos en nuestro entorno, incluida en nuestra piel; eso hay que reducirlo e intentar utilizar productos que tengan los menos residuos posibles”. Recomienda “hacer una vida más equilibrada y más sana, en la que la ventilación cruzada es básica y no acumular polvo, crear espacios lo más minimalistas posibles, porque más de la mitad de las cosas no las necesitamos en nuestros entornos”.  Respecto a los campos electromagnéticos, “son más controvertidos cada vez: una última investigación de la OMS dice terminantemente que afectan a los sistemas biológicos y hay que saber utilizarlos, hay que favorecer el cable y usar el Wi-Fi solo cuando sea indispensable, por la noche tener todos los aparatos electrónicos, y el móvil sobre todo, apagados, lejos de la cabecera de la cama, porque por la noche es cuando nuestra máquina se apaga para poder reparar los daños que se han ido produciendo a largo del día”.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here