Dos especialistas de reconocido prestigio internacional, Philippe Tobler y Andrés Martín, abordan las evidencias científicas sobre las conexiones neuronales que lo hacen posible en el seminario ‘Generosidad que transforma vidas’, organizado por la UAL y la Asociación Española contra el Cáncer, bajo el nuevo formato de ‘encuentro de líderes’.
El programa de Cursos de Verano de la Universidad de Almería ha abierto y cerrado su segunda semana con sendas propuestas formativas de un solo día, las dos únicas que han tenido cabida este año 2025 con ese formato concentrado y que han supuesto una de sus principales novedades. La de este viernes ha logrado, además, detener la vorágine que guía a la población en el día a día y ha invitado a cada individuo a mirar hacia sus adentros. El título, ‘Generosidad que transforma vidas: tu vida y la de los demás’. Ha sido dirigida por el vicerrector de Sostenibilidad, Salud y Deportes, Gabriel Aguilera, y por Magdalena Cantero, presidenta de la AECC en Almería, y ha contado con dos ponentes de extraordinario nivel y prestigio internacional en su objetivo de explicar la ciencia que respalda el título y cómo se puede llevar conscientemente a la práctica cotidiana desde el interior personal.
Philippe Tobler, investigador en neuroeconomía de la Universidad de Zurich, ha sido el ponente que ha explicado una visión de los efectos positivos de la generosidad desde la neurociencia comportamental’. Después ha participado Andrés Martín Asuero, director del Instituto esMindfulness, quien se ha ocupado de poner a la generosidad ‘en acción’, detallando cómo es posible cultivar nuestro bienestar a través de la compasión y la gratitud. La fusión de los conocimientos de ambos ha dado como resultado una formación del máximo provecho, tal y como ha querido destacar Gabriel Aguilera. El vicerrector ha sido rotundo al definirlo: “Este curso es una oportunidad única, y desde la Universidad de Almería se ha apoyado desde el mismo momento en el que se planteó”. Ha puesto el foco en que “aborda los motivos que hacen que la persona sea generosa y las consecuencias que esa actitud le acarrea”, lo que conlleva una valoración muy significativa: “Este curso va a ser un antes y un después para todas las personas matriculadas”.
Magdalena Cantero ha afirmado que “desde hace más de 72 años, miles de personas han colaborado como voluntarios con nuestra Asociación”, textualmente, añadiendo que “de hecho, en la actualidad 35.000 personas colaboran con pacientes oncológicos y sus familiares, y nos planteábamos qué motor mueve ese altruismo y qué les impulsa a dar parte de su vida para trabajar por los demás”. En esa inquietud ha situado el origen de este novedoso curso de verano: “Por eso queríamos este encuentro de líderes profundizar en la generosidad, uno de los valores que mueve el mundo, y para eso contamos con dos personas muy relevantes, los profesores Philippe Tobler y Andrés Martín”. Ha detallado parte de los amplios currículos de ambos y les ha agradecido que hayan aceptado la invitación a compartir sus amplios conocimientos en esta propuesta formativa tan enriquecedora, gratitud que ha extendido a la propia UAL “por incluir esta temática en los cursos de verano”. Ha sentenciado que “la generosidad es contagiosa”.


Tobler ha recordado que el abordaje que plantea este seminario estival en Almería se hace sobre una temática “muy importante”, pero lamentablemente “muchas veces son temas que no se reconocen así por parte de nosotros mismos, a pesar de que sí lo son, y mucho”. Ha insistido en ello subrayando su relevancia “para la sociedad, más allá del individuo en sí que hace este tipo de actos, y también para el individuo, porque nos hace felices a nosotros mismos si hacemos el bien a los demás”. La ciencia ha encontrado “una conexión entre la parte del cerebro de la generosidad y la parte del cerebro que genera felicidad”, y obviamente “esta conexión está mediada por otros parámetros”. Ha detallado más al explicar que en sus investigaciones se explora “cómo el cerebro procesa decisiones relacionadas con el altruismo, la recompensa y la cooperación”, que es “la base científica para entender la generosidad desde una perspectiva neurobiológica”.
El ponente ha explicado que “si tenemos la capacidad de ponernos la ropa del otro, tenemos más capacidad de ser generosos”, o, lo que es lo mismo, “tener esa capacidad de empatía”. Estudia cómo factores externos, como normas sociales o contexto económico, afectan la disposición de las personas a ser generosas, desvelando que “utilizando técnicas como la resonancia magnética funcional, hemos analizado cómo las personas valoran diferentes tipos de recompensas y cómo estas decisiones influyen en actos prosociales, como compartir recursos”. La investigación se hace a través de “la realización de escáneres cerebrales, mediante los cuales se ve que cuando el individuo toma una ‘decisión generosa’ hay una parte del cerebro que se está activando, así como también los ‘centros de placer’ del cerebro, evidenciando una conexión entre la recompensa personal y el altruismo”. De este modo, ha podido demostrar que “existe una conexión entre la parte del cerebro de la generosidad y la parte del cerebro que genera la felicidad”.
Andrés Martín ha resumido la idea principal de su aportación en que “la felicidad se puede entrenar”, y a partir de ahí ha entrado en materia: “Uno de los entrenamientos de la felicidad, del que tenemos evidencia científica, tiene que ver con la generosidad, así que explico qué circuitos neuronales actúan sobre la generosidad y cuáles son esos entrenamientos o prácticas que podemos hacer”. Por lo tanto, se ha encomendado la misión de “’aterrizar’ los contenidos teóricos en entrenamientos prácticos sobre los que existen evidencias científicas de que desarrollan esos circuitos”. Se sabe, porque la ciencia lo respalda, que “una persona que es generosa hace el bien, pero también se siente bien”. Para lograrlo son necesarios “entrenamientos de conexión entre las personas y por otro lado entrenamientos que fomentan la empatía, pero sin el desgaste por la empatía”.
La explicación a esto último, y la fórmula para hacerlo, han sido facilitadas por Martín: “Tomar una perspectiva y tener capacidad de resolver situaciones, no simplemente agobiarte con el sufrimiento de otros”. El complicado contexto político y social que se vive en la actualidad complica el entrenamiento, pero, a su vez, “es más necesario ese trabajo, porque ahora tenemos muchos estímulos en los cuales nos presentan las desgracias del mundo, y por eso hay que tomar distancia, ver dónde puedes actuar y, una vez claro, actuar con eficacia en esos ámbitos”. De este modo, “eso es lo que da a la persona esa sensación de agencia y de bienestar y también le da una visión efectiva de cómo se pueden resolver algunas cosas en su ámbito de acción”. Es evidente que lograrlo “es asequible para cualquier persona”, y es más, “a las personas les ayuda a tener un propósito vital, y se sabe que tener un propósito vital es una de las fuentes de salud a largo plazo”.