Investigadores de la UAL y Valencia descubren un nuevo género de plantas vasculares en la Península Ibérica

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El estudio ha sido realizado conjuntamente por ambas universidades de en la Sierra de Gádor.  La planta descrita, Gadoria flukei, supone uno de los más notables descubrimientos botánicos españoles de los últimos años.

Las universidades Almería y de Valencia están de enhorabuena, sus botánicos acaban de describir y dar a conocer a la ciencia un nuevo género de plantas vasculares, lo que supone uno de los descubrimientos más notables de los últimos años en la flora española. El artículo científico generado ha aparecido en el último número de Phytotaxa, una prestigiosa revista internacional especializada en la descripción de especies nuevas para la ciencia.

Fue hace casi cinco años cuando los miembros de la Asociación Naturalista Almeriense, encontraron en la Sierra de Gádor, Almería, la población de una especie que no pudieron determinar y enviaron las muestras a Juan Mota, catedrático de botánica de la Universidad de Almería y Jaime Güemes, conservador del Jardín Botánico de la Universidad de Valencia, para que las estudiaran. Estos botánicos, que ya había trabajado conjuntamente en diversos estudios sobre la flora española amenazada, apreciaron de inmediato la singularidad del hallazgo y decidieron hacer un riguroso estudio taxonómico que se ha prolongado durante varios años.

Durante el proceso han realizado una investigación comparada de la forma de las flores y los frutos de todas las especies del grupo. También han observado sus cromosomas y han realizado la secuenciación de parte de sus genes. Todo para poder establecer las relaciones evolutivas de la nueva especie con otras especies de los géneros ya conocidos de la misma familia, y determinar la antigüedad y el posible origen de tan singular descubrimiento.

Finalmente la planta ha sido descrita con el nombre de Gadoria falukei Güemes & Mota, haciendo referencia a su lugar de origen y, probablemente, su única localización en la actualidad: la Sierra de Gádor; además rinde homenaje a la persona que la descubrió en el campo y supo apreciar su singularidad: Francisco Rodríguez “Faluke”.

Se estima que es una especie muy antigua, que pudo diferenciarse en el Mioceno, hace unos 5 millones de años. Quizá la planta quedó refugiada en las zonas más cálidas de la Península Ibérica durante las glaciaciones de la era Cuaternaria y adquirió adaptaciones que le permitieron sobrevivir en las duras condiciones de temperatura y aridez que marca el clima mediterráneo en el sur de la Península. Se trata de una especie que, en la actualidad, corre un elevado riesgo de extinción, ya que sólo se conocen 16 individuos reproductores en una única localidad de la Sierra de Gádor, habiendo ha recibido la categoría Críticamente Amenazada, de acuerdo con los criterios de la UICN evaluados durante el estudio.

Por este motivo, la investigación también ha abordado aspectos de su sistema reproductivo. Conocer el modo en el que se produce la fecundación, cómo se comportan las semillas y el modo de producir individuos adultos, reproductores, es imprescindible para establecer cualquier estrategia futura de conservación. Como proponen los autores, esta estrategia ha de pasar, necesariamente, por la inclusión de la especie en los Catálogos Andaluz y Español de Especies Amenazadas, con los máximos niveles de protección; y por la adopción de medidas de conservación in situ y ex situ, para lo que ya se han guardado muestras en los bancos de germoplasma del Jardín Botánico de la Universidad de Valencia y de la Universidad de Almería.

Este descubrimiento aumenta notablemente la ya elevada singularidad florística de la Sierra de Gádor que es, junto con Sierra Nevada, el territorio español con mayor interés para la conservación de la flora amenazada, y proponen la ampliación de la Zona Especial de Conservación de las sierras de Gádor y Enix para incluir en ella la población de la especie recién descubierta.

Los autores destacan que el descubrimiento ha sido posible gracias a la ciencia ciudadana, que en este caso se ha concretado en la colaboración entre los aficionados a la botánica, bien formados y con conocimientos elevados de la flora de su territorio, y de los investigadores, que en el estudio han puesto su conocimiento científico y los medios de sus centros de investigación. El resultado ha sido un hallazgo notable que aumenta la riqueza en biodiversidad de la Península Ibérica y pone de manifiesto la utilidad de la colaboración entre voluntarios y profesionales para conservar la riqueza natural española.

El apoyo institucional y privado también ha sido importante para poder sufragar los costes de los estudios. El trabajo ha contado con la contribución, en mayor o menor medida, de las siguientes instituciones u organizaciones públicas o privadas: Ministerio de Economía y Competitividad, la Fundación General del CSIC, la Mohamed bin Zayed Species Conservation Fund y la empresa Knauf GmbH Branch.