Jesús Muyor, vicedecano de Trabajo Social de la Facultad de Psicología de la UAL, profundiza en el Curso de Verano sobre ‘Tecnologías en el cuidado’ en el E-Social Work, concretamente en el especializado en la atención a las personas dependientes: “El seminario es clave en el momento que vivimos y responde a los desafíos de la demanda de cuidados”.
El segundo día de ponencias del curso con sede en el propio campus de la UAL, en su Auditorio concretamente, ha planteado nuevas perspectivas sobre su temática general, que es la de ‘Tecnologías en el cuidado: situación actual y perspectivas’. Así, se ha abordado la ‘Discapacidad y dependencia’, buscando generar un debate sobre ‘el delicado equilibrio entre la autonomía personal y los cuidados’, ello de la mano de Eduardo Díaz, de la Universidad de Alcalá. Además, ha tomado la palabra el defensor universitario, Juan Sebastián Fernández, aportando un punto de vista de gran interés como es el de las ‘opiniones de las personas con discapacidad’ en torno a los cuidados y las tecnologías.
En cuanto a Jesús Muyor, vicedecano de Trabajo Social de la Facultad de Psicología de la Universidad de Almería, ha realizado un recorrido por los trabajos de investigación y las experiencias prácticas sobre ‘E-Social Work’ en la atención a personas en situación de dependencia. En su intervención ha tratado los “obstáculos, avances y retos que conlleva la implementación de las tecnologías digitales en la intervención social” en el referido ámbito”, y lo ha hecho contextualizando: “No cabe duda de que, en la actualidad, la tecnología forma parte de la mayoría de los ámbitos de nuestra vida diaria, planteando diferentes formas de convivencia en la sociedad; esta progresión digital, tecnológica y del entorno de internet ha cambiado la forma de interacción entre personas, pero también el fondo de la organización social”.
Por ello, “hablar de transformación digital requiere abordar no sólo todas las cuestiones prácticas centradas en las herramientas tecnológicas, sino la reflexión sobre lo que significa dicha transformación basada en una nueva forma de sociedad”. Así, durante su ponencia se ha centrado en cómo la digitalización se está integrando en la intervención social y, específicamente, en el ámbito de los servicios sociales para las personas en situación de dependencia.
Muyor ha remarcado que “dentro del campo profesional de la intervención social, el impacto de la COVID-19 supone un antes y un después en la implementación de la digitalización de los servicios sociales”. Ha recordado que “los impactos de la pandemia han transformado e intensificado las manifestaciones de desigualdad, pero también han acelerado el uso de las tecnologías en organizaciones y entidades sociales”. A nadie escapa que “la presencia de las TIC en los ámbitos familiares, económicos, sociales y laborales disminuye la distancia física, aumenta la cantidad de información y facilita el contacto, pero evidencia también que una parte de las personas, grupos y comunidades no pueden acceder a la tecnología y tener las mismas oportunidades”. Se ha centrado en “el equilibrio entre la promoción de nuevas oportunidades para promover la inclusión social a través de la tecnología sin reforzar las brechas digitales y los espacios de exclusión”, algo que ha definido como “un desafío central”.
A su juicio, “la clave principal para el ámbito educativo tiene que ver con destacar la importancia de utilizar el ecosistema digital como contexto naturalizado”, lo que supone “formar y conformar un alumnado participativo, crítico y responsable que, mediante el conocimiento de la sociedad red en la que convive, haga uso de las habilidades y competencias, también digitales, con un enfoque ético y activista para la transformación social”. Desde el ámbito específico de la intervención social, “el elemento esencial radica en situar en el centro de los procesos a las personas, grupos o poblaciones con las que vamos a trabajar, es decir, que la innovación de los procesos de intervención social no resida en las herramientas tecnológicas que se puedan utilizar, sino en los cambios en los modelos de atención y transformación social”.
Ha desvelado que “las experiencias evaluadas en estos campos dicen que implementar procesos de trasformación digital, a través del uso de las tecnologías, es necesario, pero no suficiente para implementar verdaderos procesos de transformación social”. Y es que “no todo cambio digital conlleva un cambio social”, aunque “sin embargo, las oportunidades que presenta la digitalización en la intervención social nos invitan a ser optimistas ante los desafíos que debemos superar”.
Muyor ha detallado al respecto que “el envejecimiento de la población, los cambios en los modelos de cuidado centrados en las personas, las exigencias normativas de desinstitucionalización y tendentes hacia la vida independiente de las personas con discapacidad y en situación de dependencia, la modernización del sistema de servicios sociales y la aceleración digital en todos los ámbitos de la vida constituyen elementos fundamentales para agruparlos en un curso de verano y poder analizar, reflexionar y proponer acciones que integren todas estas dimensiones”.
Antes del mediodía ha sido el turno de Raquel Latorre, investigadora en formación de la Universidad de Almería dentro del área de Sociología, con ‘Mujeres, discapacidad y tecnocuidados. ¿Cuerpos que desean y son deseados?’. Ya en sesión vespertina, María Pía Venturiello, investigadora del Instituto Gino Germani de Buenos Aires, ha expuesto ‘Percepciones y usos de las nuevas tecnologías en el acceso a la salud de las personas con discapacidad’. Por último, los referidos Juan Sebastián Fernández y Eduardo Díaz, con José María Gálvez, trabajador social clínico de Proyecto Hombre, han compartido una disertación sobre ‘Tecnologías y diversidad funcional: retos y desafíos”. Por delante queda todavía la jornada final con tres ponencias más de alto nivel y otra mesa redonda.