Ambos se desarrollan entre martes y jueves despertando un gran interés por lo candente de sus respectivas temáticas, proponiendo desalación sostenible ante desalación convencional y explicando cómo afrontar las pandemias del futuro.
Por segunda jornada consecutiva ha sido una mañana intensa en el programa del curso ‘Nuevas fuentes de agua: desalación y regeneración hacia la sostenibilidad del ciclo integral del agua’. Cuatro conferencias, con una más sumada en la sesión vespertina, que también ha contado con una mesa redonda, han hecho posible una visión muy amplia que ha abordado aspectos como la circularidad y simbiosis industrial en la valorización de salmueras, la economía y sostenibilidad de la desalación como nueva fuente de agua, procesos innovadores, tratamientos de regeneración, reutilización en el ciclo urbano o, de manos de la catedrática Inmaculada Ortiz, de Ingeniería Química en la Universidad de Cantabria, de la ‘Desalinización por electrodiálisis y el potencial de los gradientes salinos.
Ha estructurado su ponencia sobre cinco grandes puntos de desarrollo. El primero ha sido “crecimiento poblacional, necesidad de agua de calidad como objetivo de desarrollo sostenible y oportunidades de la desalinización para satisfacer estas necesidades”. El segundo se ha centrado en las “alternativas para la desalinización y papel de la electrodiálisis, con especial atención a los retos de la tecnología”. En el tercero ha hablado de “la electrodiálisis en el paradigma de la economía circular: recuperación de materia y recuperación de energía”. En cuanto al cuarto, ha versado sobre las “alternativas para la recuperación de la energía contenida en el gradiente salino”. Por último, ha hecho un repaso por los proyectos actuales.
Ortiz ha insistido en el convencimiento de que “la desalación es la oportunidad de satisfacer la necesidad de agua a la creciente población mundial, especialmente en las zonas próximas a la costa, y por ello está experimentando un crecimiento continuo en la capacidad planificada”. En este campo ha destacado que “sobresalen las tecnologías de membrana, que ya han sobrepasado a las alternativas térmicas”. Sin embargo, “la obtención de agua de calidad va acompañada de dos aspectos que deben ser abordados lo antes posible, como son la generación de salmueras con elevada concentración salina y el consumo energético”. Así, ha dejado claro que “en la actualidad, la tecnología, y más en concreto las alternativas derivadas de la tecnología de la electrodiálisis, son capaces de dibujar un escenario en el que se recupere materia de valor de las salmueras, así como también energía contenida en el gradiente salino”.
La catedrática ha puesto el foco en que “se destaca la oportunidad de esta fuente renovable y continua de energía, y se describen escenarios favorables para su recuperación”. No en vano, “proyectos en desarrollo en la actualidad han evaluado la reducción de las emisiones de CO2 en sectores como la industria de la desalación en la cuenca mediterránea en 3.000 toneladas equivalentes de CO2/año”. Respecto al gradiente salino, ha explicado que el término “hace referencia a la diferencia en la concentración de sal de dos corrientes de agua que, al entrar en contacto, liberan de forma espontánea energía que puede ser transformada en energía eléctrica mediante la utilización de las tecnologías adecuadas, entre las que destaca la electrodiálisis inversa”. Abundando en ello ha añadido que “la energía de gradiente salino pertenece al grupo de las fuentes renovables, que a diferencia de las mayoritarias, eólica y fotovoltaica, no está sujeta a variabilidad climática, estacional o del periodo del día”.
Por lo tanto, “es una energía que se libera de forma espontánea y los escenarios más adecuados para su recuperación deben ser evaluados, destacando las oportunidades que ofrece la industria de la desalación”. En resumen, “España es uno de los países con una apuesta más decidida y un crecimiento destacado de la desalación, lo que nos permite disponer de agua de calidad tanto para satisfacer las necesidades de consumo humano como agrícola”. Además de esto, “la oportunidad de contribuir a una desalación más sostenible, incorporando la recuperación de materia que, a su vez, reduzca la salinidad de las salmueras, y promoviendo el desarrollo y utilización de fuentes renovables de energía, contribuyendo a mitigar el cambio climático, se presenta especialmente interesante”. No ha dudado en sostener que “el lugar que ocupa en la desalación puede dar paso al mismo lugar en la desalación más sostenible”, con lo que su aportación al curso ha sido del máximo interés. Sobre el seminario, “está muy bien estructurado, complementando la participación de expertos y especialistas con diferentes experiencias en el campo de la desalación’.
Igualmente ha sido un día intenso en el curso ‘Epidemias y pandemias. Un desafío para la seguridad nacional’. Ha tenido todo el protagonismo el Instituto Español de Estudios Estratégicos del Ministerio de Defensa, con la participación de dos de sus analistas principales. El coronel Pedro Sánchez ha tratado ‘La influencia de la COVID-19 en el paradigma de la seguridad internacional’ y la científica ha explicado ‘Cómo afrontar las pandemias en el futuro’. En su caso, ha dividido su participación entre la mañana y la tarde, buscando la participación de los alumnos en la parte vespertina. Particularmente la ha titulado ‘Lecciones aprendidas’ y ha comenzado recordando que la COVID-19 “nos pilló por sorpresa, nos ha cambiado muchas cosas y ahora hay suficientes datos empíricos, ya no hablamos de riesgo, de probabilidad, que si aparece un nuevo coronavirus… llevamos dos años de pandemia y ya parece que comenzamos a remontar, y con esos datos, insisto que empíricos, se pueden sacar unas lecciones aprendidas”.
Ha sentenciado que “hay que ponerse en marcha y empezar a tomar medidas para estar preparados para la próxima pandemia”, y no con intención de ser alarmista: “La Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud ya están empezando a plantearse la respuesta y generar estructuras de tal manera que vengan a rellenar esos huecos que se han visto durante este periodo de COVID, tanto a nivel legislativo, como a nivel de preparación antes de algo así, y sobre todo a fomentar el compromiso de todos los países, entendiendo que esto es un problema global, que ningún país le puede hacer frente en solitario y que se necesita una colaboración mundial basada en la confianza”. Es necesario “salir de la línea que decía el expresidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, que es entrar en pánico, la pasamos y no hacemos nada después, negligencia, de nuevo pánico, otra vez no hacer nada, y negligencia”. Eso es, en definitiva, “caer en los mismos errores”, y se puede concluir que “los países siguen sin estar preparados, y en parte es lógico, porque solo han pasado dos años y bastante hemos tenido, pero es motivante para hacer más cosas”.