Estudiantes de Matemáticas y de Ingeniería Mecánica respectivamente en la Universidad de Almería, la nadadora se mantiene un año más en el podio nacional con plata en 100 metros braza y el yudoca se cuelga el bronce en -81 kilos

El legado de Sonia Aguilar en cuanto a metales en los Campeonatos de Andalucía y de España Universitarios se ha visto incrementado con una nueva medalla conquistada este fin de semana en Talavera de la Reina. Bajo la organización de la Universidad de Castilla-La Mancha, el CEU de natación 2024 ha vuelto a confirmar que esta alumna de la Facultad de Ciencias Experimentales es un valor seguro para la UAL en el ámbito deportivo, al colgarse la plata en la distancias de 100 metros braza. A ella hay que sumar a otro estudiante de la Escuela Superior de Ingeniería, que unas horas antes ganó el bronce en el CEU de judo, organizado en Jaca por la Universidad de Zaragoza. Es Francisco Herguido y su categoría es la de menos de 81 kilos.

Aguilar no sabe si será ya su último año de competiciones universitarias, puesto que no solo es una magnífica deportista, sino que en los estudios también brilla: “Técnicamente ya he terminado la carrera de Matemáticas, puesto que entregué el TFG en febrero, así que todavía pude competir este curso por tener hecha la matrícula, y ahora estoy haciendo un Máster de Ingeniería Biomédica on-line”. Atrás ha dejado un auténtico ‘baño’ de metal para la Universidad de Almería, con cuatro oros en los CAU de 2023 y, de modo consecutivo, dos bronces en los CEU, más lo conseguido este mismo curso, otros dos oros andaluces y esta plata nacional, lo que suma nueve preseas, seis de ellas de las más valiosas. Sus distancias son tanto los 100 como los 50 en estilos braza y libre.

La propia nadadora ha reconocido que “en comparación a la temporada pasada” va “bajando tiempos poco a poco”, entrenando muy duro “con el Bahía de Almería, que es un club máster”. Si no hubiese acumulado ese trabajo, evidentemente la calle hacia esos podios no se habría abierto, sobre todo teniendo en cuenta, por ejemplo en este último CEU, que “en el campeonato había incluso nadadores olímpicos y paralímpicos, por lo que nos encontramos con bastante nivel, pero aun así fue muy bien”. Aplicando además su carácter abierto y su modo de afrontar la competición, confiesa textualmente que “lo disfruté mucho y me alegré muchísimo por la medalla”, finalizando sus palabras con un “siempre me enorgullece representar a la UAL nadando”.

Ese mismo sentimiento de pertenencia destaca en Francisco Herguido: “El solo hecho de llevar la equipación de la UAL ya me hace sentir orgulloso”. Lo tiene muy claro: “Amo mi tierra y disfruto con estudiar en casa, así que poner el nombre de mi universidad en un podio nacional uno se siente realmente bien”. En su caso, también el nivel de competición ha sido muy elevado: “El listado era duro, había nombres con un gran historial y el sorteo no me ayudó”. Pese a ello, bronce: “El primer combate ya fue duro, me enfrentaba al vigente campeón de Andalucía absoluto y ya nos teníamos muy estudiados el uno al otro; pude salir bien parado de esa guerra, pero caí en mi siguiente combate contra el que finalmente se proclamó campeón del torneo”.

Se levantó y continuó adelante: “En la repesca tuve rivales duros, de la talla de subcampeones de España, pero al final del día tuve un buen resultado, más allá del que esperaba, aunque prefiero ir combate a combate y no dar una competición por ganada o perdida antes de ni siquiera saltar al tatami”. Inteligente en competición como una de sus características, avanza en sus estudios en la UAL: “Actualmente estoy cursando el segundo año de Ingeniería Mecánica, y siento que he acertado con mis estudios y que voy por el camino que me gusta y en el lugar indicado”. Ha ido a más: “Personalmente, valoro mucho el campus de la Universidad de Almería y el ambiente universitario que tenemos”. Cuando culmine su grado: “Pensaré entre opositar al ejército o hacer un máster”.

A ese respecto ha añadido que no tiene prisa: “Aun soy joven y puedo madurar más para tomar la decisión más sensata, así que por el momento no me preocupa el futuro y tan solo trato de hacerlo lo mejor posible en el presente”. Es duro, eso sí, ese día a día entre el deportista de élite y el estudiante: “La parte más difícil es dar la talla en los estudios; sé cuáles son mis prioridades, pero organizo mi tiempo en función de los entrenamientos y nunca pongo como excusa los estudios para no ir a entrenar; es una responsabilidad. De hecho, ha puesto una metáfora: “¿Verdad que no se deja de comer para tener más tiempo para estudiar? Pues el entrenamiento para mí es tan vital como el comer, así que invierto el tiempo dedicado al ocio en el judo sin ningún problema”.

Herguido ha subrayado sus prioridades, “el judo es lo que más disfruto”, acumulando pese a su juventud una larga trayectoria que inició cuando tenía 10 años “en una pequeña rama del Club Mytos”. Su historia es esta: “Había pasado por muchos deportes, pero ninguno me enganchó hasta que me topé con el judo porque era muy diferente a todos los que conocía, ya que, a pesar de mucho contacto físico había más deportividad, respeto y disciplina que en cualquier cosa que hubiera practicado; después de un par de años entrenando en el Zapillo me pasaron al Palacio, donde ya trabajaba con el grupo de competición y allí encontré una segunda familia”. Está muy agradecido: “Gracias a ellos conseguí los mayores logros de mi vida, como fueron las siete medallas en Copas de España en solo dos años, dos de ellas de oro, y el bronce en el Campeonato de España Sub21”.