Las últimas investigaciones llevadas a cabo en la zona están relacionadas con la medición de variables ambientales para la conservación de la geoda y la seguridad laboral de guías turísticos, personal de mantenimiento e investigadores de este fenómeno natural excepcional
La Geoda gigante de Pulpí es uno de los hallazgos mineralógicos internacionales más importantes de las últimas décadas. Sus cristales pinacoidales y prismas de yeso de excepcional pureza de hasta dos metros de longitud han despertado el interés tanto de la comunidad científica como del público general. Desde su descubrimiento, en 1999, y hasta la actualidad han sido objeto de innumerables investigaciones. Algunas de ellas, bajo la dirección de investigadores de la Universidad de Almería, como es el caso del catedrático de Geología, José María Calaforra.
El proceso de formación de sus cristales gigantes ha motivado varios estudios científicos con el fin de conocer las características de los fluidos que la generaron. “Los estudios más recientes han concluido que la Geoda comenzó a formarse al menos hace 165.000 años y que lo hizo a partir de agua de infiltración meteórica mezclada con el agua del acuífero de la Sierra del Aguilón, tal y como revelan los isótopos estables del agua de hidratación del yeso. Algunas de las investigaciones actuales y futuras van dirigidas a reconstruir el clima del pasado en el sur de la península Ibérica”, ha explicado Calaforra.
La apertura al público de la geoda ha dado lugar a nuevas investigaciones como las mediciones que se llevan a cabo desde la UAL del gas radón que se concentran en ambientes confinados como minas y cuevas y a los que están expuestos los guías turísticos, personal de mantenimiento o investigadores de la geoda.
“El nivel medio de concentración de radón en una atmósfera abierta es muy bajo, sin embargo, los ambientes subterráneos como cuevas, minas, túneles o catacumbas, pueden acumular altas concentraciones de radón debido a las bajas tasas de ventilación y renovación de aire”, ha destacado el investigador de la UAL.
Descartada la instalación de sistemas de ventilación forzada a lo largo del recorrido turístico por el daño que pudiera causar en este fenómeno natural excepcional se ha optado por “un control sobre la exposición de las personas frente al gas radón puede ser la opción más favorable, en concreto la limitación del tiempo de permanencia y la restricción de entrada a zonas con concentraciones elevada de radón, así como establecer turnos y horarios de trabajo adecuados para cada trabajador para que no se alcancen los límites máximos establecidos. Hay que señalar que no existe ningún tipo de peligro para los visitantes”
La Mina Rica de Pulpí, donde se encuentra la geoda, es además un espacio en el que se puede contemplar un fenómeno de la naturaleza que rara vez se da.
“Sólo un 15 % de los minerales existentes en el planeta son luminiscentes; cuando se iluminan con luz ultravioleta emiten energía en forma de color y brillo que resulta sorprendente para el observador. Esta propiedad lumínica de algunos minerales resulta muy atractiva y puede suponer un complemento didáctico y geoturístico en algunas de las minas y cuevas turísticas de nuestro país, como el caso de Mina Rica”.
Estos minerales y rocas pueden ser un recurso geoturístico a destacar en las visitas de estos espacios. Ayudados de lámparas de luz ultravioleta de onda corta y de onda larga, iluminando en la oscuridad el interior y exterior de las minas y cuevas; se puede sorprender a los visitantes con el bello colorido y brillo de los minerales y formaciones luminiscentes.
La geoda de Pulpí se ha convertido en un gran atractivo turístico de la provincia de Almería, en buena parte gracias al trabajo llevado a cabo por investigadores de la UAL. “Se trata de algo único en el mundo que debemos conservar y para lo que estamos trabajando desde la Universidad de Almería desde hace más de 20 años.”
Cabe destacar que la Geoda gigante de Pulpí es la única de sus características visitable a escala mundial.