Universidad de Almería y Fundación Unicaja presentan los resultados de un estudio sobre la contaminación acústica en Andalucía

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Se trata de una investigación sobre el ruido con un enfoque novedoso, ya que también ha contemplado la percepción personal de los ciudadanos como criterio de análisis.  El estudio, ‘Evaluación de la contaminación acústica en Andalucía II’, dirigido por los profesores Fernando Fernández y Juan Carlos Checa, da continuidad a otro publicado en 2011.

El tráfico, las obras en la vía pública o la recogida de basura son algunas de las causas que provocan contaminación acústica en las poblaciones. Determinar cómo se percibe el ruido por los andaluces desde diferentes perspectivas y arrojar algunas posibles soluciones ha sido el motivo por el que la Universidad de Almería y la Fundación Unicaja han llevado a cabo durante casi dos años el estudio ‘Evaluación de la contaminación acústica andaluza II’, cuyas conclusiones han sido presentadas este viernes, 18 de junio.

En el acto han participado el responsable de Publicaciones y Premios de la Fundación Unicaja, Francisco Cañadas; el vicerrector de Investigación e Innovación de la UAL, Diego Valera; los investigadores principales del proyecto, Fernando Fernández y Juan Carlos Checa, y Rosa Mañas, miembro del equipo de investigadores.

El estudio ‘Evaluación de la contaminación acústica en Andalucía II’ ha estado dirigido por los profesores de la UAL Fernando Fernández y Juan Carlos Checa y se ha llevado a cabo por un equipo de investigadores desde el departamento de Geografía, Historia y Ciencias Sociales de la universidad almeriense.

Las conclusiones del estudio arrojan datos tan reveladores como que casi tres cuartas partes de los andaluces opina que viven en una ciudad ruidosa y más de la mitad reconoce que esto le afecta negativamente. La perturbación del sueño y el descanso es la principal consecuencia a la que apuntan.

Uno de los datos curiosos que se deprende del estudio es la gran diferencia entre la sensación de molestia del ruido antes y durante la pandemia. Mientras que el 60’2% de los ciudadanos manifestó algún grado de molestia importante antes de la crisis sanitaria, solo un 1’9% lo sintió en todo momento durante ésta. El estudio también señala las fuentes de ruido que más molestan: el tráfico rodado y las voces de las personas en la calle.Además, a pesar de definir sus ciudades como ruidosas, solo el 25 por ciento de la población ha llamado ‘siempre’ a la policía para denunciar un exceso de ruido. Un ruido, que según las conclusiones del estudio, ha llevado a tomar medidas, principalmente el cambio de ventanas.

En cuanto la percepción que tienen los andaluces sobre la importancia que otorgan los partidos políticos, casi la mitad cree que es un tema que no está en sus agendas. Cuestionados por el futuro, un 20’7% de los encuestados cree que el ruido urbano se mantendrá como en la actualidad y un 34’4% sostiene que aumentará. Algo que no va desencaminado con la realidad, ya que otra de las conclusiones del estudio es que los partidos políticos, según sus programas electorales, no tienen la contaminación acústica entre sus prioridades.

Sobre el control que se lleva a cabo de la contaminación acústica, el estudio indica que los ayuntamientos de ciudades andaluzas con más de 40.000 habitantes tienen ordenanzas municipales que regulan la emisión de ruidos y  que las ciudades de más de 100.000 habitantes tienen también mapas de ruido para localizar las fuentes de ruido. De los mapas de ruido interpretados se ha deducido que la contaminación acústica se concentra en los centros de las ciudades por la gentrificación comercial y de ocio. En las zonas residenciales el foco de ruido fundamental es el tráfico rodado.

Francisco Cañadas, responsable de Publicaciones y Premios de la Fundación Unicaja, ha señalado que este proyecto «se enmarca dentro de las líneas estratégicas de la Fundación Unicaja, que apuesta por impulsar la investigación y la protección de la salud a través de acciones que visibilicen los efectos nocivos de la contaminación acústica, impulsando estudios y actividades que la reduzcan. Se trata de una investigación de relevancia que pone de manifiesto el interés constante de la Fundación por este tipo de iniciativas, no sólo por su carácter divulgador, sino también por sus aportaciones a la salud y el bienestar social».  

Cañadas, también ha destacado la especial sensibilidad de la Fundación Unicaja «por este tipo de proyectos que redundan en un mayor conocimiento y desarrollo de una sociedad más respetuosa con este ámbito». Además, ha señalado que este estudio «es un trabajo necesario porque existe la contaminación acústica que incide en nuestro día a día, en nuestra salud, e incluso en nuestra economía».

Por su parte, Diego Valera, vicerrector de Investigación e Innovación de la Universidad de Almería ha señalado que este estudio es fruto de la excelente relación entre ambas instituciones y que se enmarca dentro de uno de los objetivos fundamentales de la UAL, que es el fomento de la transferencia de los resultados de la investigación a toda la sociedad. Además, ha destacado que uno de los rasgos distintivos de la I+D+i de la Universidad de Almería «y del que estamos más orgullos, es el éxito que cosechamos en la colaboración público-privada, la cual ha sido tradicionalmente una de las grandes prioridades del Sistema Español de Ciencia y Tecnología. Siendo un ejemplo claro de partenariado público-privado, este trabajo de investigación junto a la Fundación Unicaja».

Por otro lado, el vicerrector ha manifestado que “en el ámbito de la investigación, la Universidad de Almería cuenta con una importante cartera de proyectos, tanto de investigación fundamental y aplicada como de desarrollo tecnológico. En la actualidad, se desarrollan más de 140 proyectos de investigación del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación, a los que hay que sumar otros 38 proyectos europeos y, un centenar de contratos anuales con empresas e instituciones”.

Los objetivos de este estudio han sido conocer la opinión de la población andaluza sobre la contaminación acústica; los efectos e influencia del ruido; descubrir las medidas necesarias para los andaluces para reducir la contaminación acústica; saber si hay diferencias respecto a la percepción del ruido atendiendo a variables como sexo, edad, población, etc. Además, el estudio pretendía descubrir los lugares más ruidosos en las grandes ciudades andaluzas; conocer la importancia que dan los partidos políticos a la contaminación acústica y, por último, ofrecer propuestas para una gobernanza más concienciada con la contaminación acústica.

La percepción subjetiva del ruido ha sido el enfoque novedoso que ha guiado esta investigación. Para ello, los investigadores han realizado 1.152 encuestas a personas mayores de 18 años de poblaciones de más de 40.000 habitantes repartidos por las ocho provincias andaluzas.

Propuestas de mejora

Finalmente, el estudio ‘Evaluación de la contaminación acústica en Andalucía II’ aporta también algunas propuestas de mejora aplicables desde las esferas privada, jurídica y de las administraciones públicas.

Entre las propuestas de mejora en el ámbito privado, el estudio apunta a la necesidad de evitar los desplazamientos en vehículos a motor; controlar el volumen de los televisores y evitar el uso de electrodomésticos en horario nocturno, así como aislar ventanas, puertas y paredes.

En el ámbito jurídico, propone la necesidad de establecer reglamentaciones a nivel de ruido ambiental (específica y global); ordenanzas reguladores del ruido obligatorias en ciudades de más de 10.000 habitantes; la idoneidad de que todas las ciudades tengan su propio mapa de ruido; establecer estrategia de ruido y métodos uniformes para su medición; expender certificados de emisión sonora para las fuentes de emisión de ruidos y resolver la lentitud en la gestión de las denuncias.

Por último, en el ámbito de la gestión apela a la necesidad de crear figuras profesionales que se encarguen del medio ambiente; establecer una red de relaciones competenciales entre administraciones y policía local para la vigilancia en materia de ruido; sumarse a proyectos y estudios para la lucha contra el ruido; renovar la flota de autobuses a la modalidad eléctrica y peatonalizar centros históricos con actividades de ocio para la descongestión del ruido