El Curso de Verano de Cuevas de Almanzora destaca la importancia del mundo rural en la Transición

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Comienza el Curso de Verano de la Universidad de Almería ‘La Transición en los pueblos: el camino hacia la democracia en el Levante almeriense’.

El Castillo del Marqués de Los Vélez acoge desde este lunes el Curso de Verano de la Universidad de Almería ‘La Transición en los pueblos: el camino hacia la democracia en el Levante almeriense’. Un seminario por el que pasará un gran elenco de profesionales para resaltar la trascendencia de la periferia y del mundo rural en el paso de la dictadura franquista al actual sistema parlamentario.

En su primer día ha contado con la participación de Montserrat Huguet Santos, catedrática del Departamento de Humanidades: Historia, Geografía y Arte de la Universidad Carlos III con la ponencia ‘Sociedad y vida cotidiana en los setenta’, que ha sido la temática con la que ha arrancado el curso. En ella ha hablado de los procesos políticos y jurídicos, económicos y reformadores que, mediados ya los años setenta intentaban democratizar y modernizar un país sumamente descontextualizado con su época.

“Lo que busca esta ponencia es poner el foco en la historia en tanto actuada por la gente corriente y anónima, españoles a quienes la Historia formal ha dedicado menos atención, excepción hecha de las síntesis sociológicas. La historia que quiera entender de verdad la década de los años setenta, y con ella la Transición, debe fijarse en la vida de la gente que, involuntaria y anónimamente, se vio involucrada en la transformación del país. Hablamos de generaciones ‘afrontadas’ por intereses y narrativas divergentes: la generación de los abuelos y padres, muy centrados aún en la Guerra Civil, y la de los jóvenes y sus hermanos menores, estos últimos los Baby Boomers, ajenos a la guerra”.

Una sociedad que era, Transición política al margen, “una sociedad confusa, llena de inseguridades, de tránsito: con muchos rasgos aún de la sociedad franquista, pero también en una búsqueda acelerada de cambio, de apertura hacia las modernidades del entorno”.

Huguet, ha destacado que con su ponencia ha querido “expresar lo importante que es preservar los legados de gente anónima, bien sea en la tradición oral, bien conservando y organizando los pequeños archivos fotográficos y epistolares de las familias, sus bibliotecas, el fondo de discos que les han acompañado durante su vida, etc. De ellos, se sirven hoy historiadores muy versados en la historia cotidiana, pero también los que se ocupan de la historia cultural de un país, y el resto de las historiografías, cada vez más atentas a estos auto testimonios, bien de personas con alguna función pública relevante como de todas las que no la tienen”. La catedrática ha lamentado que “en España se carezca de visión de futuro sobre este quehacer de la historia que está muy desarrollado en Estados Unidos, Reino Unido, Francia o Italia donde invierten en apoyar proyectos de legado y memoria”.

También este primer día, el curso ha contado con la presencia de Magdalena Garrido, profesora titular del Departamento de Historia Moderna, Contemporánea, de América y del Pensamiento y Movimiento Sociales y Políticos de la Universidad de Murcia, quien ha ofrecido la ponencia ‘La Transición desde la óptica local: el caso de Murcia’.  En ella ha explicado Voy cómo se vivió la Transición desde el ámbito local y regional murciano, haciendo un repaso a todas las movilizaciones sociales que tienen lugar antes, pero sobre todo durante, la transición política, como la de los profesores no numerarios, el movimiento estudiantil o el frente de la huelga de la construcción.

“En las localidades se va a reproducir prácticamente lo mismo que en las grandes ciudades durante esta época, teniendo en cuenta que Murcia también es un centro universitario y lo mismo pasa en otros territorios. La diferencia con las grandes ciudades estaría en la escala de los acontecimientos, pero no en ellos. Porque tenemos movilización obrera, movilización estudiantil, etcétera, es decir, se van reproduciendo hechos que son significativos en otros núcleos como Madrid o Barcelona. Salvo puntuales diferencias si son núcleos más industrializados o agrarios, donde cada uno presenta su idiosincrasia, pero en líneas generales va reproduciéndose lo que pasa en otras ciudades a una escala mayor por el mayor número de habitantes”, ha explicado.

Garrido defiende la necesidad de estudiar e investigar  esta época “porque hay todavía muchas historias que contar (especialmente en el marco local), porque es una historia todavía incompleta, porque muchas personas van a ir falleciendo y es importante recoger los testimonios orales, contemplarlos, preservarlos y darlos a conocer y seguir generando documentación y que no se pierda la existente. También nos sirve para hacer historia comparada, que las historias expongan casos y ejemplos más diversos y plurales”.

Una cambio de dictadura a democracia que se hizo con gran esfuerzo. “Me gustaría que los participantes se queden con la idea de todo el esfuerzo que hubo detrás de la Transición para crear una cultura democrática de diálogo y una forma de hacer las cosas que fue costosa, pero que promovió el entendimiento, principalmente. Y, además, se hizo entre figuras ideológicamente distintas y con un sector de resistencia. Todos los derechos han sido una conquista social gradual”.

Por último, ha expuesto que pese a que, sobre todo con el 23F que en peligro la democracia, está la idea de que la Transición no se pudo hacer de otro modo, pero, por otro lado, defiende que sí se podría haber hecho mejor “sobre todo a efectos de lo que es una amnistía mal entendida y no haber tenido la posibilidad de investigar muchos casos o haber cerrado en falso. Que no haya existido en España esas investigaciones para la verdad y la reconciliación como si se produjo en algunos países Latinoamericanos. Priman las dos imágenes y están a la par: ese esfuerzo conjunto y esos logros y la posibilidad de haber hecho un cambio de mayor calado”.